martes, 15 de enero de 2013

Lo que otros sueñan


"Quiso hacer lo que otros sueñan. [...] 
Y Coy se preguntó, envidiándolo, qué debía 
de sentir el hombre que por primera vez salió 
a la caza de una ballena, un tesoro o una mujer 
sin haberlo leído antes en ningún libro."
A. Pérez-Reverte


Hay un sitio web, cuya página principal inicia así: "Mars One llevará a la humanidad a Marte en el año 2023." Semejante declaración tiene que llevarnos a muchas reflexiones y cuestionamientos; he aquí algunos de los míos.

Lo primero que me llamó la atención es que se trata de una organización privada (no gubernamental), iniciada por un par de holandeses que quisieron ir más allá que sus compatriotas del siglo XV. Al ser una empresa privada, no está sujeta a cuestiones políticas ni a intereses partidistas o nacionales. Planean usar tecnologías ya existentes (y disponibles) de industrias líderes en el área aeroespacial; por lo que el plan no depende de futuros descubrimientos ni de años de futuras investigaciones.

Además del equipo principal, integrado por ingenieros, administradores, comunicólogo, artista y médico; el proyecto está apoyado un un grupo de asesores externos, los cuales son expertos científicos e industriales. Los apoya también un grupo al que ellos llaman "embajadores"; personalidades de distintas áreas, que están entusiasmados con la idea y que hablan en favor de la misma. Entre estos embajadores están Gerard't Hooft, Premio Nobel de Física en 1999; y Paul Römer, co-creador de Big Brother.

Mars One asegura contar con al menos un proveedor para cada una de las partes del equipo necesario para las misiones. En su página web, están mencionadas como proveedores las siguientes empresas: Astrobotic TechnologyILC DoverMDA CorporationParagon Space DevelopmentSpace Exploration TechnologiesSurrey Satellite Technology; y Thales Alenia Space.

El plan comenzó en el 2011 con la creación de la organización y del plan maestro. La siguiente etapa es la que toca cumplir en este 2013, y que promete dar mucho de qué hablar: la selección de los astronautas (en seguida diremos más al respecto). En 2014 se preparará la misión de suministros del 2016 y se fabricará el primer satélite de comunicaciones. En enero de 2016 será el lanzamiento de la misión de suministros, la cual llegará a Marte en octubre, con 2500 kg de equipo. En el 2018 llegará el primer rover y elegirá la mejor ubicación de la colonia; también establecerá una conexión de video constante (24/7/365). Durante el 2021 todos los componentes faltantes llegarán a Marte en 6 partes: 2 unidades de vivienda, 2 unidades de soporte de vida, 1 segunda unidad de suministros y 1 segundo rover; el segundo rover generará una segunda conexión de video 24/7/365. Para el 2022 toda el agua, el oxígeno y la atmósfera artificial deberán estar listos, pues en septiembre de ese mismo año será el lanzamiento de la primer misión tripulada (todo televisado 24/7/365). 2023, año en que llegarán a Marte los primeros seres humanos: deberán llegar a conectar las cápsulas, configurar y activar las unidades de producción de alimentos y esamblar los paneles fotovoltáicos. Algunas semanas después empezarán a llegar 5 misiones de carga más, las cuales llevarán unidades adicionales y un tercer rover; todo televisado 24/7/365. En el 2025 deberá llegar el segundo equipo de astronautas y, a partir de ahí, la colonia irá creciendo cada dos años.

¿Ya lo están asimilando? Pues viene la parte que a mí me parece más interesante, asombrosa y polémica: la selección de los astronautas.

De entrada, cualquier persona del mundo puede aplicar para ser astronauta de Mars One. No tienes que ser ingeniero en comunicaciones, ni militar, ni doctor en astrofísica, ni experto en computadoras. Las características clave que deben tener los aspirantes son: resistencia, adaptabilidad, curiosidad, confianza y creatividad. De momento no hay límite máximo de edad, pero se entiende que deben ser jóvenes, pues la misión llegará a Marte hasta dentro de 10 años. El límite mínimo es de 18 años. Ellos te enseñarán todo lo que necesitas saber y saber hacer. Ah, y la idea es no volver jamás a la Tierra...

¿Siguen interesados? habrá 4 rondas de selección. La primera ronda consiste en llenar una solicitud online, la cual incluye información general del aspirante, así como una carta explicando sus motivos y un video de un minuto en donde exponga por qué quiere ser de los primeros humanos en Marte; toda esta información será pública en internet. Los que sean elegidos para la segunda ronda deberán aprobar un examen médico y se les hará una entrevista en persona. Y en la tercera ronda es donde se pone todo más interesante: se llevará a cabo un reality por país o región, en donde de 20 a 40 aspirantes tratarán de demostrar ante todo el público que son los indicados para Mars One. Durante el tiempo que dure el show en televisión-internet, el público de ese país o región elegirá a uno de los participantes, mientras que los expertos podrán elegir a otros más. Buena parte del dinero necesario para la misión se recaudará mediante estos reality shows. Una vez que se hayan escogido a los ganadores, se formarán 6 equipos de 4 personas, tomando en cuenta su desempeño individual y la posibilidad de funcionar dentro de dicho equipo. A estos 24 aspirantes se les contratará como astronautas de Mars One y se les entrenará durante los siguientes 8 años.

En teoría, cualquiera de estos 6 equipos deberá ser capaz de ser el primero en ir a Marte, de modo que la elección se hará mediante una votación a nivel mundial: la gente de todo el planeta Tierra elegirá cuál equipo de 4 personas será el primero en pisar suelo marciano.

El tema da para mucha discusión: cuestiones técnicas, filosóficas, éticas, científicas, políticas, etc. Por el momento a mí me ha fascinado la idea. Y como el proyecto costará unos 6,000 millones de dólares, se imaginarán que aceptan donaciones. Pueden donar directamente o comprando alguno de los artículos promocionales (yo quiero una sudadera y una taza).

Les dejo, a manera de pretexto para la reflexión, parte de la Misión del proyecto:
"Mars One cree que la exploración humana del sistema solar debe ser un esfuerzo global, más grande que la ambición de una sola nación. La exploración de Marte ofrece la oportunidad de celebrar el poder de una humanidad unida."



domingo, 15 de enero de 2012

Un feroz egoísmo

"No puedo hacerme cargo del dolor del mundo entero, 
concédaseme el regalo de un feroz egoísmo."
Umberto Eco


Hace un par de semanas, mi esposa y yo empezamos a ver una serie de televisión que se llama "Breaking Bad". Nos gusta rentar las temporadas completas o verla en línea, para no tener que esperar toda una semana para ver el siguiente capítulo. En esta ocasión, la serie la hemosvisto en línea; vamos ya al final de la tercera temporada. Sin arruinarles la trama a aquellos que no la han visto, el argumento es el siguiente: Walter White es un maestro de química en una preparatoria de Nuevo México. A sus 50 años nunca ha hecho nada indebido y, sin embargo, se pasa sus mañanas tratando, sin mucho éxito, de que un grupo de adolescentes le presten atención; y sus tardes trabajando en un autolavado porque con su sueldo de maestro no le alcanza para cubrir las necesidades de su familia. Está casado, su esposa está embarazada y ya tienen un hijo de 15 años con cierto grado de parálisis cerebral. Vamos, que su vida no ha sido lo que él hubiera querido y, por si fuera poco, la detectan cáncer de pulmón en una etapa bastante avanzada.

En vista de las circunstancias, sabiendo que tiene poco que perder y que le quedan sólo unos meses de vida, decide incursionar en la ilegalidad: fabricar y traficar metanfetaminas, utilizando su talento como químico y ante la posibilidad de dejarle a su familia algún respaldo económico para cuando él muera. Como es de esperarse, la trama sigue y se va complicando con nuevas variables, pero la idea central permanece: mientras él se mantuvo dentro de la legalidad, sus talentos no le dieron más que un sueldo mediocre y un porvenir económico oscuro; pero en cuanto dejó de hacer lo correcto, ganó dinero suficiente y pudo resperatse él mismo como hombre. ¿Por qué se han de respetar los acuerdos colectivos de una sociedad que permite que gente buena y talentosa no pueda darle lo mínimo a su familia?


Porque, tanto para Walter White, como para muchos de nosotros, no es que lo material impere por sobre lo demás: la familia, el amor, el respeto, la paz, la felicidad, los hijos, la pareja... Pero conseguir lo trascendental e inmaterial sin un centavo en la bolsa se vuelve bastante complicado. ¿Cómo puedes disfrutar a tu familia si no le puedes ofrecer una casa decente o la seguridad de una atención médica si fuera necesario? ¿cómo puedes disfrutar del respeto si hay terceros que te hacen fallar como padre, como esposo, como ciudadano y como hombre?  ¿cómo puedes tener paz si no sabes cómo pagarás las cuentas pendientes a fin de mes? ¿cómo puedes ser feliz si la rabia, la impotencia, la frustración y la incertidumbre se turnan en tu corazón? ¿cómo les dices a tus hijos que no pueden tener lo que merecen porque alguien más ha dejado de cumplir su parte en un trato? ¿cómo puedes mirar a tu pareja si no puedes siquiera ofrecerle algo de comodidad para que ella vaya a trabajar?

Seguramente exagero, pero a ratos me siento como Mr. White, y quisiera, como él, que alguien me ofreciera tres millones de dólares por tres meses de hacer aquello que sé hacer bien.


sábado, 7 de enero de 2012

Edad Media vs Tierra Media

Esta semana que termina me compartieron un dato que pudiera parecer salido de una mala broma; mismo que motiva esta nota.

En México, la Dirección General de Bachillerato (DGB), dependiente de la Subsecretaría de Educación Media Superior, tiene a su cargo distintas atribuciones relacionadas con la educación oficial de los jóvenes de 15 a 18 años que cursan en todo el país alguna de las modalidades del bachillerato. Una de estas atribuciones es "Proponer normas pedagógicas, contenidos, planes y programas de estudio, métodos, materiales didácticos e instrumentos para la evaluación del aprendizaje del bachillerato, en sus diferentes modalidades". En otras palabras, es el organismo que decide qué asignaturas y qué temas dentro de dichas asignaturas, estudian varios millones de jóvenes cada semestre. Además, la DGB, dentro de sus programas de estudio, propone la manera en que los maestros pueden impartir sus clases a través de estrategias de enseñanza, estrategias de aprendizaje e instrumentos de evaluación.

El caso es que, dentro del Programa de Filosofía, que cursan los alumnos de sexto semestre, como parte de las actividades de aprendizaje del Bloque III (Analizas la transición que va de la cosmovisión medieval a los problemas de la modernidad), aparece la siguiente sugerencia: "Realizar el análisis de una obra literaria con tema medieval como: "En el nombre de la rosa", “La Divina Comedia” o "El señor de los anillos". Realizar un organizador de círculo de conceptos que contextualice la filosofía del periodo."

Son muchas las reflexiones que pueden surgir de este pequeño texto, perdido en el mar de información que componen los programas de estudio: ¿clasificar "El Señor de los Anillos" como una obra con temática medieval de donde se puedan extraer elementos para contextualizar la cosmovisión de la edad media? ¿cómo podemos fiarnos de las sugerencias didáctico-pedagógicas de alguien que no puede distinguir algo tan evidente?

Este "detalle" es una muestra del estado de la educación en México, en donde se toman decisiones desde un escritorio y se pretende cambiar la realidad de un plumazo. Es la realidad educativa de un país en donde ni los encargados de elaborar los planes y programas de estudio son personas preparadas en su área. ¿O será que los que firman como elaboradores de programas no son quienes en verdad los hacen? Eso sin contar lo que implicaría leer tres volúmenes de 600 páginas para luego hacer un análisis literario para uno solo de los temas de un programa bastante ambicioso; y lo complicado que puede resultar extraer concepciones filosóficas y de cosmovisión a partir de una obra de ficción.

Quizá lo único rescatable pudiera ser que los adolescentes tengan el pretexto para leer a Tolkien (o a Dante o a Eco) en la escuela. Que lean y ellos mismos sacarán sus conclusiones.

domingo, 1 de enero de 2012

Retorno

Casi un año y medio después de la última entrada, regreso hoy, en este inicio del año del fin del mundo, con el firme propósito de permanecer.

Desde luego que este tiempo sin publicar estuvo lleno de acontecimientos importantes, memorables y aun trascendentes, que colmaron mis días y mis noches, pero no me trajeron aquí. Hoy quiero retomar la intención original de este blog, que era escribir sin pensarlo tanto, sin exigirle tanto a las letras: sólo escribir; pues escribiendo llegaré a donde quiero.

Dos "posts" a la semana no parecen mucho y, sin embargo, dentro de un año me tendrán 104 publicaciones más lejos de donde estoy ahora. Así que hoy que es día de propósitos y buenos deseos, mi propóstito bloguero será escribir al menos 2 entradas a la semana, dos botellas al mar digital que me relaten y que me busquen.

Feliz incio de año. Que el 2012 sea lo que ustedes decidan y no sólo lo que resulte ser. Por si fuera poco, dicen que este es el año del dragón, eso tiene que ser bueno para mí.

lunes, 26 de julio de 2010

La minoría de uno

Posiblemente un loco era una "minoría de uno".
George Orwell

Unas dos veces por año, acostumbro el ejercicio (bastante recomendable) de buscar mi nombre en Google para ver qué resultados arroja. Hace aproximadamente una semana, tras "googlear" mi nombre y apellidos, me encontré con una entrada que llamó bastante mi atención. Se trataba de la entrada de un blog con el título "¿Alguien ha visto a Iván Camacho?". Y aunque nunca imaginé ver mi nombre dentro de una publicación que llevara por encabezado "Nomás dos chelas", he de confesar que el texto me sorprendió gratamente.

Se trataba de una estampa de la experiencia vivida por uno de mis alumnos hace ya varios años, cuando andaba yo predicando en el desierto lagunero. La institución era una universidad lasallista en Gómez Palacio, Durango; las clases eran de Álgebra superior, Psicología de los negocios, Textos literarios hispanoamericanos II, y Lingüística. El ahora exalumno en cuestión, narra en su blog algo de lo que pasaba en mis clases de Literatura y Lingüística.

Fue un viaje al pasado, con catapulta hacia el presente y el futuro. Aunque como maestro uno siempre quiere trascender, y que los alumnos se llevan más que contenidos académicos: ejemplos, inspiración, herramientas, armas, experiencias, sueños, etc.; pocas veces nos es dado comprobar qué tanta mella hemos hecho en las personalidades en formación que desfilan por nuestras aulas. Y aunque en teoría y por principio, la labor docente es trascendente y trascendental, la mayoría de las veces el maestro es ese loco, esa minoría de uno, que intenta encender la chispa que provoque el incendio. Me asombró la descripción de mis clases, vistas desde el pupitre y tras el paso del tiempo. No puedo negar que me gustó el tono con que pinta mi presencia en la escuela y en el salón. Me sobrecogió el impacto que unas semanas compartidas pueden llegar a tener.

Desde los días descritos en "Nomás dos chelas" he dado clases de muchas asignaturas, la mayoría de ellas científicas, pero sin dejar de lado las humanidades. Tuve la oportunidad de escribir un libro de texto que se vende bien. He podido participar en un par de proyectos educativos bastante intersantes, uno de ellos es lo que hago en el Centro de Educación Innovativa Elizabeth Seton, un verdadero laboratorio docente, con excelentes directivos y material humano. El otro proyecto que ha ocupado mis días es lo que hemos construído alrededor del Material World Modules (MWM); una opción para la enseñanza de las ciencias de la que les hablaré próximamente. Además, cual perfecto colofón, pude estudiar una Maestría en Educación Científica, donde se conjuntan mis dos grandes pasiones intelectuales: la ciencia y la educación.

En fin, que lo escrito por mi exalumno me conmovió (gracias Quitzé). Pero más me conmovió darme cuenta que dos de los comentarios que parecían publicados, eran de gente que conozco y me conoce. Uno de ellos era de otro exalumno, compañero de aventuras en el MWM y en el Colegio de Bachilleres de Chihuahua (gracias Óscar), quien también expresó parte de lo que pudimos compartir en el aula. Y el otro comentario era de mi alma gemela, aquella a la que le debo más de lo que sé (gracias, amor mío).

Dense una vuelta por Nomás dos chelas, vale la pena.

jueves, 22 de julio de 2010

La locura, el abismo y el lance

No hay locura a la que el hombre no llegue, 
abismo al que no se asome, 
y lance que el diablo no aproveche 
cuando hay mujer hermosa de pormedio.
Arturo Pérez-Reverte


Siempre que me pongo a escribir siento cómo te asomas por encima de mi hombro. Por supuesto que cuando me siento a escribirte, te asomas por encima de ambos hombros. Eres una presencia constante en mi vida; eres a quien me dirijo en mis pensamientos; eres la razón para volver, la locura que me sostiene, el dulce abismo del que no quiero salir, el lance perpetuo que libro con cualquier demonio atrevido.

Eres la locura que me sana a base de maullidos, caricias, miradas, ocurrencias, carcajadas, sueños. Me salvaste del delirio autorreferente y me has ido conduciendo a través de conciertos, promesas, tatuajes, mudanzas, desiertos, retoños, partos, luchas, magnolias y naranjos, trufas, barrancas y cimas, conquistas, libros, gatos, amaneceres. Sin ti mi vida sería tediosa y predecible hasta el asco. Todos los días agradezco al "divino laberinto de los efectos y de las causas" que me hayas encontrado y te hayas atrevido a compartir tu vida conmigo.

Estoy seguro que en vidas pasadas he de haber acumulado bastante buen karma, pues hoy puedo asistir al milagro de tu presencia. El amanecer con tu sonrisa. La magia con que llenas cualquier lugar. El magnetismo innegable que te rodea. Tu belleza, siempre tu belleza. La forma que tienes de ser madre y amiga y esposa. La determinación con que consigues lo que quieres y la vehemencia con que lo deseas. El entusiasmo que contagias en cada uno de tus proyectos. La forma en que me miras sabiendo que soy tuyo.

También me siento afortunado al haberte visto crecer y engrandecerte; salir de cada una de tus crisis; vencer a cada uno de tus enemigos; lograr lo que te propones. Por todo esto estoy seguro que hoy que te planteas nuevos horizontes y nuevos retos, alcanzarás cada una de las alturas conquistarás todas las plazas. Estoy seguro y quiero seguir estando ahí para verte.

Muchas felicidades. Siéntete orgullosa de cuanto eres y de cuanto has logrado. Te amo. Gracias por un cumpleaños más a mi a lado.

sábado, 15 de mayo de 2010

Las fronteras del cuaderno

El maestro mediocre habla;
el bueno explica;
el superior demuestra;
y el grande inspira.

WILLIAM ARTHUR WARD


Hace unos meses, al final de una conferencia sobre la enseñanza de las ciencias, uno de los alumnos asistentes me cuestionaba acerca de la posibilidad (o imposibilidad) de traspasar lo que él llamó las “fronteras del cuaderno”. Este planteamiento me pareció sumamente interesante y causó en mí algo de inquietud, pues no quisiera yo ser un maestro que se limita a dichas fronteras.

Cuando nos fue propuesto, dentro de una clase de la maestría,  el ejercicio de escribir acerca del maestro que somos, me pareció evidente distinguir entre tres maestros: el que quiero ser, el que creo ser y el que realmente soy. De los dos primeros puedo hablar sin censura ni falsa modestia; sin embargo, del tercero sólo podrán hablar mis alumnos y exalumnos, aquellos que hayan compartido conmigo algunas horas de clase. De modo que hablaré primero del maestro que quiero ser, pues el que creo ser trata de acercarse a ese modelo, lo busca, lo reconstruye, lo idealiza.

El maestro que quiero ser tiene su origen en un maestro arquetípico construido como contraparte de la suma de todos aquellos maestros que aborrecí o simplemente padecí. Es decir, que ese primer arquetipo es el maestro que me hubiera gustado tener cuando alumno. Este maestro es alguien que reúne varios calificativos: capaz, inteligente, modesto, creativo, cercano, reflexivo, audaz, paciente, responsable, preparado, ameno, propositivo, actualizado. Es un maestro que, como dice el epígrafe, no sólo explica y demuestra, sino que, por encima de todo, inspira a sus alumnos: es el modelo de ser humano a seguir.

Desde luego que las implicaciones éticas y ontológicas son abrumadoras, pues vivir siendo el modelo de 300 personas cada ciclo escolar es algo que le puede quitar el sueño a cualquiera. Porque este maestro deberá ser, ante todo, una persona digna de ser seguida; antes que un gran maestro, deberá ser una gran persona. Y entonces la formación profesional y académica pasará a ser sólo una parte del conjunto de atributos que deberá tener este gran maestro. Desde luego que, al ser un ideal, este maestro es inalcanzable, y sólo podemos aspirar a él, acercarnos por distintos frentes; deberá inspirarnos y guiar nuestras decisiones.

Del otro lado tenemos al maestro que creo o pretendo ser; y de él sé un poco más, así que, sin orden alguno, iré mencionando las características que lo definen: es un maestro al que le gusta lo que hace, lo disfruta y lo entusiasma; es un maestro que se siente superior a otros maestros y eso puede hacerlo soberbio, se preocupa por sus alumnos, no sólo en lo académico, sino como personas; tiene poca experiencia docente y muchas ideas en la incubadora; es un maestro que trabaja demasiado, y que a ratos está demasiado cansado para hacer lo que cree óptimo y debe conformarse con algo aceptable; es un maestro que se prepara, que le gusta estudiar, que tiene su inteligencia en alta estima; es un maestro que comparte lo que sabe con sus compañeros; es un maestro que se aburre fácil de hacer lo mismo siempre, de modo que tratará de no establecer rutinas ni ser predecible; es un maestro de ciencias que cree en el humanismo como sentido del conocimiento; es un maestro de ciencias al que le apasiona la filosofía; es un maestro exigente, disciplinado y estricto, sin dejar de ser comprensivo y flexible; es un maestro joven que teme convertirse en un maestro que sólo espera su jubilación; es un maestro que aborrece los convencionalismos y las tareas administrativas; es un maestro querido y respetado; es un maestro satisfecho pero nunca conforme; es un maestro que se considera un creador.

Una de las mejores formas de creación es la educación. La educación es una dimensión en la vida, es un arma ante ella; es la disposición de aprender a ser. Es la forma en que podemos crear de manera responsable y consciente. Muchos dirán que no están capacitados para educar, que no lo saben todo, que ellos mismos nunca fueron educados. Otros estarán seguros de que lo que saben es lo único válido, la única verdad posible, que saben siempre lo que es mejor. Yo les digo que ambos están equivocados, pues no es necesario saberlo todo para poder enseñar; ni siquiera es necesario saber si lo que se sabe es cierto. No es necesario, ni deseable, enseñar todo lo que se sabe. Para una buena educación basta con enseñar a aprender; a aprender de la vida diaria, de los errores, del silencio, del dolor. Hace falta enseñar a hacer las preguntas adecuadas.

Algo importante que cabe mencionar es que, si hemos sido buenos creadores, nuestras creaciones nos sobrepasarán; se posarán sobre nuestros hombros y vislumbrarán horizontes que nosotros no sabíamos que existían. Si esto sucede, si los alumnos saben cosas que los padres no, si sueñan con proezas fantásticas, si proyectan ciudades utópicas, si dibujan constelaciones nuevas; no debemos sorprendernos, ni mucho menos asustarnos. No debemos dejarnos arrastrar por el pánico y la inseguridad sobre nuestras creaciones; al contrario, debemos indicarles dónde sopla el mejor viento y no cortarles las alas. No debemos preocuparnos por los fracasos e infortunios; pues una creación nunca puede darse por terminada, y “no en la primera sino en la última página de la crónica es donde está escrito el nombre verdadero del héroe; y no al comenzar sino al acabar la jornada, es cuando acaso pueda decir el hombre cómo se llama” .


Felicidades a todos los maestros.