lunes, 26 de julio de 2010

La minoría de uno

Posiblemente un loco era una "minoría de uno".
George Orwell

Unas dos veces por año, acostumbro el ejercicio (bastante recomendable) de buscar mi nombre en Google para ver qué resultados arroja. Hace aproximadamente una semana, tras "googlear" mi nombre y apellidos, me encontré con una entrada que llamó bastante mi atención. Se trataba de la entrada de un blog con el título "¿Alguien ha visto a Iván Camacho?". Y aunque nunca imaginé ver mi nombre dentro de una publicación que llevara por encabezado "Nomás dos chelas", he de confesar que el texto me sorprendió gratamente.

Se trataba de una estampa de la experiencia vivida por uno de mis alumnos hace ya varios años, cuando andaba yo predicando en el desierto lagunero. La institución era una universidad lasallista en Gómez Palacio, Durango; las clases eran de Álgebra superior, Psicología de los negocios, Textos literarios hispanoamericanos II, y Lingüística. El ahora exalumno en cuestión, narra en su blog algo de lo que pasaba en mis clases de Literatura y Lingüística.

Fue un viaje al pasado, con catapulta hacia el presente y el futuro. Aunque como maestro uno siempre quiere trascender, y que los alumnos se llevan más que contenidos académicos: ejemplos, inspiración, herramientas, armas, experiencias, sueños, etc.; pocas veces nos es dado comprobar qué tanta mella hemos hecho en las personalidades en formación que desfilan por nuestras aulas. Y aunque en teoría y por principio, la labor docente es trascendente y trascendental, la mayoría de las veces el maestro es ese loco, esa minoría de uno, que intenta encender la chispa que provoque el incendio. Me asombró la descripción de mis clases, vistas desde el pupitre y tras el paso del tiempo. No puedo negar que me gustó el tono con que pinta mi presencia en la escuela y en el salón. Me sobrecogió el impacto que unas semanas compartidas pueden llegar a tener.

Desde los días descritos en "Nomás dos chelas" he dado clases de muchas asignaturas, la mayoría de ellas científicas, pero sin dejar de lado las humanidades. Tuve la oportunidad de escribir un libro de texto que se vende bien. He podido participar en un par de proyectos educativos bastante intersantes, uno de ellos es lo que hago en el Centro de Educación Innovativa Elizabeth Seton, un verdadero laboratorio docente, con excelentes directivos y material humano. El otro proyecto que ha ocupado mis días es lo que hemos construído alrededor del Material World Modules (MWM); una opción para la enseñanza de las ciencias de la que les hablaré próximamente. Además, cual perfecto colofón, pude estudiar una Maestría en Educación Científica, donde se conjuntan mis dos grandes pasiones intelectuales: la ciencia y la educación.

En fin, que lo escrito por mi exalumno me conmovió (gracias Quitzé). Pero más me conmovió darme cuenta que dos de los comentarios que parecían publicados, eran de gente que conozco y me conoce. Uno de ellos era de otro exalumno, compañero de aventuras en el MWM y en el Colegio de Bachilleres de Chihuahua (gracias Óscar), quien también expresó parte de lo que pudimos compartir en el aula. Y el otro comentario era de mi alma gemela, aquella a la que le debo más de lo que sé (gracias, amor mío).

Dense una vuelta por Nomás dos chelas, vale la pena.

jueves, 22 de julio de 2010

La locura, el abismo y el lance

No hay locura a la que el hombre no llegue, 
abismo al que no se asome, 
y lance que el diablo no aproveche 
cuando hay mujer hermosa de pormedio.
Arturo Pérez-Reverte


Siempre que me pongo a escribir siento cómo te asomas por encima de mi hombro. Por supuesto que cuando me siento a escribirte, te asomas por encima de ambos hombros. Eres una presencia constante en mi vida; eres a quien me dirijo en mis pensamientos; eres la razón para volver, la locura que me sostiene, el dulce abismo del que no quiero salir, el lance perpetuo que libro con cualquier demonio atrevido.

Eres la locura que me sana a base de maullidos, caricias, miradas, ocurrencias, carcajadas, sueños. Me salvaste del delirio autorreferente y me has ido conduciendo a través de conciertos, promesas, tatuajes, mudanzas, desiertos, retoños, partos, luchas, magnolias y naranjos, trufas, barrancas y cimas, conquistas, libros, gatos, amaneceres. Sin ti mi vida sería tediosa y predecible hasta el asco. Todos los días agradezco al "divino laberinto de los efectos y de las causas" que me hayas encontrado y te hayas atrevido a compartir tu vida conmigo.

Estoy seguro que en vidas pasadas he de haber acumulado bastante buen karma, pues hoy puedo asistir al milagro de tu presencia. El amanecer con tu sonrisa. La magia con que llenas cualquier lugar. El magnetismo innegable que te rodea. Tu belleza, siempre tu belleza. La forma que tienes de ser madre y amiga y esposa. La determinación con que consigues lo que quieres y la vehemencia con que lo deseas. El entusiasmo que contagias en cada uno de tus proyectos. La forma en que me miras sabiendo que soy tuyo.

También me siento afortunado al haberte visto crecer y engrandecerte; salir de cada una de tus crisis; vencer a cada uno de tus enemigos; lograr lo que te propones. Por todo esto estoy seguro que hoy que te planteas nuevos horizontes y nuevos retos, alcanzarás cada una de las alturas conquistarás todas las plazas. Estoy seguro y quiero seguir estando ahí para verte.

Muchas felicidades. Siéntete orgullosa de cuanto eres y de cuanto has logrado. Te amo. Gracias por un cumpleaños más a mi a lado.

sábado, 15 de mayo de 2010

Las fronteras del cuaderno

El maestro mediocre habla;
el bueno explica;
el superior demuestra;
y el grande inspira.

WILLIAM ARTHUR WARD


Hace unos meses, al final de una conferencia sobre la enseñanza de las ciencias, uno de los alumnos asistentes me cuestionaba acerca de la posibilidad (o imposibilidad) de traspasar lo que él llamó las “fronteras del cuaderno”. Este planteamiento me pareció sumamente interesante y causó en mí algo de inquietud, pues no quisiera yo ser un maestro que se limita a dichas fronteras.

Cuando nos fue propuesto, dentro de una clase de la maestría,  el ejercicio de escribir acerca del maestro que somos, me pareció evidente distinguir entre tres maestros: el que quiero ser, el que creo ser y el que realmente soy. De los dos primeros puedo hablar sin censura ni falsa modestia; sin embargo, del tercero sólo podrán hablar mis alumnos y exalumnos, aquellos que hayan compartido conmigo algunas horas de clase. De modo que hablaré primero del maestro que quiero ser, pues el que creo ser trata de acercarse a ese modelo, lo busca, lo reconstruye, lo idealiza.

El maestro que quiero ser tiene su origen en un maestro arquetípico construido como contraparte de la suma de todos aquellos maestros que aborrecí o simplemente padecí. Es decir, que ese primer arquetipo es el maestro que me hubiera gustado tener cuando alumno. Este maestro es alguien que reúne varios calificativos: capaz, inteligente, modesto, creativo, cercano, reflexivo, audaz, paciente, responsable, preparado, ameno, propositivo, actualizado. Es un maestro que, como dice el epígrafe, no sólo explica y demuestra, sino que, por encima de todo, inspira a sus alumnos: es el modelo de ser humano a seguir.

Desde luego que las implicaciones éticas y ontológicas son abrumadoras, pues vivir siendo el modelo de 300 personas cada ciclo escolar es algo que le puede quitar el sueño a cualquiera. Porque este maestro deberá ser, ante todo, una persona digna de ser seguida; antes que un gran maestro, deberá ser una gran persona. Y entonces la formación profesional y académica pasará a ser sólo una parte del conjunto de atributos que deberá tener este gran maestro. Desde luego que, al ser un ideal, este maestro es inalcanzable, y sólo podemos aspirar a él, acercarnos por distintos frentes; deberá inspirarnos y guiar nuestras decisiones.

Del otro lado tenemos al maestro que creo o pretendo ser; y de él sé un poco más, así que, sin orden alguno, iré mencionando las características que lo definen: es un maestro al que le gusta lo que hace, lo disfruta y lo entusiasma; es un maestro que se siente superior a otros maestros y eso puede hacerlo soberbio, se preocupa por sus alumnos, no sólo en lo académico, sino como personas; tiene poca experiencia docente y muchas ideas en la incubadora; es un maestro que trabaja demasiado, y que a ratos está demasiado cansado para hacer lo que cree óptimo y debe conformarse con algo aceptable; es un maestro que se prepara, que le gusta estudiar, que tiene su inteligencia en alta estima; es un maestro que comparte lo que sabe con sus compañeros; es un maestro que se aburre fácil de hacer lo mismo siempre, de modo que tratará de no establecer rutinas ni ser predecible; es un maestro de ciencias que cree en el humanismo como sentido del conocimiento; es un maestro de ciencias al que le apasiona la filosofía; es un maestro exigente, disciplinado y estricto, sin dejar de ser comprensivo y flexible; es un maestro joven que teme convertirse en un maestro que sólo espera su jubilación; es un maestro que aborrece los convencionalismos y las tareas administrativas; es un maestro querido y respetado; es un maestro satisfecho pero nunca conforme; es un maestro que se considera un creador.

Una de las mejores formas de creación es la educación. La educación es una dimensión en la vida, es un arma ante ella; es la disposición de aprender a ser. Es la forma en que podemos crear de manera responsable y consciente. Muchos dirán que no están capacitados para educar, que no lo saben todo, que ellos mismos nunca fueron educados. Otros estarán seguros de que lo que saben es lo único válido, la única verdad posible, que saben siempre lo que es mejor. Yo les digo que ambos están equivocados, pues no es necesario saberlo todo para poder enseñar; ni siquiera es necesario saber si lo que se sabe es cierto. No es necesario, ni deseable, enseñar todo lo que se sabe. Para una buena educación basta con enseñar a aprender; a aprender de la vida diaria, de los errores, del silencio, del dolor. Hace falta enseñar a hacer las preguntas adecuadas.

Algo importante que cabe mencionar es que, si hemos sido buenos creadores, nuestras creaciones nos sobrepasarán; se posarán sobre nuestros hombros y vislumbrarán horizontes que nosotros no sabíamos que existían. Si esto sucede, si los alumnos saben cosas que los padres no, si sueñan con proezas fantásticas, si proyectan ciudades utópicas, si dibujan constelaciones nuevas; no debemos sorprendernos, ni mucho menos asustarnos. No debemos dejarnos arrastrar por el pánico y la inseguridad sobre nuestras creaciones; al contrario, debemos indicarles dónde sopla el mejor viento y no cortarles las alas. No debemos preocuparnos por los fracasos e infortunios; pues una creación nunca puede darse por terminada, y “no en la primera sino en la última página de la crónica es donde está escrito el nombre verdadero del héroe; y no al comenzar sino al acabar la jornada, es cuando acaso pueda decir el hombre cómo se llama” .


Felicidades a todos los maestros.

viernes, 14 de mayo de 2010

La educación y sus alrededores

Tomando como pretexto que mañana en México es el Día del Maestro (dudé en poner que se celebra o se festeja o sólo es) voy a reciclar algunos textos relativos a la educación. Se trata de artículos que aparecieron publicados en El Heraldo de Chihuaua, dentro de la sección Editorial.



¿Educar o padecer?

Los hombres han nacido
los unos para los otros;
edúcales o padécelos
.
MARCO AURELIO

    El ciclo escolar, en sus distintos niveles, está próximo a reiniciar. Y aunque alumnos de todos los niveles regresarán a clases, hoy nos interesa hablar, particularmente, de los que habrán de convertirse en universitarios. Y nos dirigimos a todos aquellos que ya son universitarios: jóvenes y no tanto. Pues el ser egresado de una universidad debe hacer una diferencia ante la sociedad, como individuo y, al mismo tiempo, esa diferencia individual debe hacerse notar en la sociedad como conjunto. Más allá de preparación profesional o de contenidos académicos, estamos hablando de formación. Son rasgos de carácter intelectual y cultural en amplio sentido, que contribuyen a configurar la propia personalidad y que deben reflejarse en la conducta.
    La universidad juega (o debe jugar) un papel fundamental en la transformación de la sociedad. No puede quedarse en la mera capacitación laboral o en la acumulación de conocimientos. Es preciso que la universidad asuma su función de formadora de un espíritu universitario. De este modo, por una parte, estará aportando hombres y mujeres realmente capaces de transformar una sociedad y, por otra, se estará erigiendo como la institución cardinal que debe ser: insustituible e invaluable.
Según el Dr. Ruiz Retegui, de la Universidad de Navarra, existen al menos diez características éticas que la sociedad tiene derecho a esperar de aquel que ha cursado una carrera universitaria; y que son, en buena medida, la justificación de que una comunidad se esfuerce por fundar y mantener universidades. Mencionaremos a continuación dichas características y haremos un breve comentario al respecto:

Ø    CULTIVO DEL ESPÍRITU, INTERÉS POR LOS VALORES CULTURALES. El universitario posee una gran  capacidad de interesarse por diversos temas, no sólo los que forman parte de su campo de especialización, sino todos aquellos que son inherentes al hombre. Debe ser un hombre culto, en quien cualquier tema es objeto de reflexión. Capaz de plantear y plantearse interrogantes profundos, porque tiene el hábito de considerar con hondura la realidad.
Ø    HÁBITO DE ESTUDIO. Los años universitarios generan el hábito de querer conocer a fondo los temas acerca de los que se ha de formar opinión. Las respuestas no deben nunca improvisarse, sino que se habrá de buscar toda la información posible antes de emitir un juicio, hacer un planteamiento o emitir una opinión.
Ø    RIGOR CRÍTICO. La capacidad de crítica y análisis es una cualidad indiscutible del universitario. Le lleva a discriminar entre la verdad y el error con apariencia de verdad; entre la afirmación bien fundamentada y la gratuita o no avalada suficientemente. Ya decía Huidobro que “todo espíritu analítico tiene que ser un rebelde”. El auténtico universitario es el espíritu analítico por excelencia: no se deja dominar ni arrastrar, es capaz de una opinión propia y difícilmente es manipulado o engañado.
Ø    HUMILDAD INTELECTUAL. El rigor crítico debe estar siempre acompañado de  cierta humildad intelectual, que le haga consciente de todo aquello que ignora o no puede comprender. El propio hábito analítico debe conducir a hacer patentes las propias limitaciones y reconocer a quien sabe más acerca de algún tema en particular.
Ø    CRITERIO. Como resultado de la reflexión sobre las cosas y de profundizar en las cuestiones, se obtienen los elementos de juicio necesarios para tomar una decisión; se adquiere el criterio. Ser hombre de criterio -de recto criterio- es poseer un enfoque y una respuesta acertada ante las situaciones y problemas de mayor trascendencia, es ser capaz de encuadrar los hechos y las argumentaciones en unas coordenadas justas, es tener de las cosas una visión serena, ponderada, real.
Ø    ACTITUD CONSECUENTE. Como resultado de la convicción sobre cualquier aspecto de la vida, convicción proveniente del constante análisis y reflexión, debe aparecer una actitud consecuente con la forma de pensar. Los hechos cotidianos deben respaldar las opiniones y juicios emitidos.
Ø    AMOR A LA LIBERTAD. No se puede ser consecuente con las propias ideas, si no se tienen ideas sobre las cosas. El talante universitario confiera a quien lo posee una mayor independencia, ser mucho más celoso de la libertad, tanto propia como ajena. Defenderá su derecho a elegir la opción que le parezca mejor.
Ø    RESPETO A LOS DEMÁS. El gran valor que se da al modo personal de entender las cuestiones, a la necesidad de adquirir personalmente convicciones, y el rechazo de cualquier acción que pretenda imponerse por la violencia, también impide la pretensión de forzar a los demás a que piensen como uno mismo. El verdadero universitario no se deja llevar por el autoritarismo; siempre buscará el diálogo y la discusión de los distintos puntos de vista.
Ø    SENTIDO DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y DE LA CONVIVENCIA SOCIAL. El universitario se convierte en poderoso y tenaz defensor de la dignidad humana ante las fuertes tendencias que amenazan anegar al hombre. Debe ser capaz de hacer que las relaciones entre los hombres sean justas y gratas. Al saberse persona, no busca encubrirse en el anonimato, sino que afronta las situaciones y adopta decisiones personales, libres, definidas, afrontando las responsabilidades. La universidad debe constituir un modelo de convivencia social, que marque a cuantos pasan por ella.
Ø    MENTALIDAD DE SERVICIO. Una consecuencia de poseer un sentido suficientemente elevado de la dignidad de la persona humana es encontrar satisfacción en ayudar a los demás. Esta mentalidad de servicio no es simplemente algo laudable o meritorio, sino que es una obligación ética para todo aquel que fue privilegiado con una educación universitaria. Se trata de un servicio sincero y arduo, cotidiano y constante.

Estas características que acabamos de citar deben desembocar en un comportamiento que la sociedad debe exigir a los universitarios. Cada uno de ellos tiene la obligación de responder ante la comunidad que, de una forma u otra, soporta una institución de educación superior. Es deber de la sociedad, decíamos, exigir de sus egresados y de sus universidades la práctica de, al menos, estas cualidades o, de otro modo, no nos quedará más que seguir soportando una sociedad y a unos ciudadanos sin educación, sin formación.

Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Viernes 26 de julio de 2002
Año LXXV   N° 26744

Argonautas y bachilleres

Se necesitan dieciséis años para formar
un bachiller y una vida para aprender a pensar.

IKRAM ANTAKI

    ¡Felicidades! Acabas de enlistarte al mejor equipo de exploración que existe, y estás a punto de embarcarte en una de las mayores aventuras de tu vida: el reto es llegar a ser lo que eres en tus sueños más ambiciosos y atrevidos. Se trata de un viaje épico para soñar, para prepararte tú mismo, para reunir a tu equipo de argonautas, para presentarte y ser puesto a prueba mental y físicamente por los dioses. Si quieres pasar la prueba, y recibir la verdad como recompensa, es necesario que te enfrentes a tus miedos más profundos, y que estés dispuesto a dejarte transformar por los misterios que el mundo compartirá contigo.

    La experiencia educativa es una de las formas más apasionantes de exploración; es una pasión entrelazada con nuestra búsqueda de los orígenes y el destino. Es una actividad que exige una ciencia adecuada y que celebra el espíritu humano. Por esto, es necesario que estés consciente de las dificultades y de las gloriosas victorias que te esperan. En ambos casos, si se cree en la justeza absoluta de la causa propia, se harán cosas extraordinarias y se correrán enormes riesgos. En nuestras manos están las nuevas respuestas a los antiguos interrogantes, a las preguntas que le han dado sentido a la eterna búsqueda que es la historia del hombre.

    Decía Rosario Castellanos que “para vivir es demasiado el tiempo; para saber no es nada”. Los abismos más profundos están dentro de nosotros mismos y pueden llegar a ser realmente aterradores si perdemos de vista que el enemigo, dentro o fuera de nosotros, no es más que un pretexto para probar nuestra fuerza. Si tienes mil voces que claman dentro de ti. Si un millón de sueños se escapan silenciosos hasta volver a encontrarse con sus raíces. Si todos los ríos corren dentro de tus venas, y se desbordan cayendo en estruendosas cascadas dentro de tu cabeza... No te desesperes, no estás solo. Existe un punto de unión, un refugio donde descansar tus pies y tu alma. Un espacio para poder gritar todo lo que consume tus ansias: el aula de clases. La cultura no es algo para consumir, sino para asumir, y no pretendemos darte más que lo que estás dispuesto a compartir. Necesitamos de tu voz y tus propuestas, pues el aula es, ante todo, un foro, un lugar donde los hechos corresponden siempre a la manera como preguntes por ellos. Es un lugar en donde puedes empezar a crear las utopías que darán forma al mundo, ya que nada, excepto nuestros pensamientos, está enteramente en nuestro poder.

    ¿Crees tú que un libro, cualquier libro, es la fuente sagrada que, con sólo beber un trago de ella, apague tu sed para siempre? Si es así, no tienes nada que hacer aquí, pues la mediocridad no se basa en imperfecciones accidentales, se debe solamente a límites esenciales. Ser estudiante es mucho más que un título colgado en tu oficina, implica asumir la responsabilidad de compartir con los demás los logros con que tu voluntad te ha obsequiado.

    Decídete con osadía a forzar las puertas que todos quisieran pasar de largo. Llegó el momento de probar con hechos que tu dignidad no cede ante la grandeza de los dioses. Venimos de muy lejos, de fuera o de dentro de nosotros mismos. Aquí nos encontramos para enfrentarnos a una luz que nos honra y que, por momentos, nos ciega.

    Por último, quisiera dedicarte estas palabras de Goethe, que bien pueden aplicarse al momento que estás a punto de vivir: “Hora es ya de no temblar frente a esa cueva en donde la fantasía se condena a sus propios tormentos; de lanzarse hacia aquel pasaje, alrededor de cuya estrecha boca vomita llamas todo el infierno; de resolverse a dar este paso con faz serena, aun a riesgo de hundirse en la nada.”


Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Viernes 23 de agosto de 2002
Año LXXV   N° 26772


El don de la sed

Hacer don de la cultura,
es hacer don de la sed.
El resto vendrá después.

ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY

   
    Esta semana que concluye pude ser testigo de cómo cientos (acaso miles) de adolescentes le daban la razón a Fernando Savater cuando afirma que ”la cultura no es algo para consumir, sino para asumir.” Mientras unos presentaban un proyecto de ciencias, otros ensayaban una canción, otros más hacían gala de su conocimiento de la lengua de Joyce y Shakespeare; y algunos hasta se dejaban untar el rostro de yeso y vaselina, con tal de clonar y recrear sus facciones en cartón. Todo esto dentro de lo que se denomina la SEMANA CULTURAL; que tiene lugar en los distintos planteles del Colegio de Bachilleres y que, a su vez, no es más que el preliminar de un gran evento institucional.

    Se trata, pues, de una semana de canto, música, biología, química, pintura, poesía, historia, teatro, ecología, inglés, matemáticas, oratoria, etc. Todo realizado por  y para muchachos de 15 a 18 años, quienes son conscientes de su papel  preuniversitario, de hombres y mujeres universales, y se comprometen en actividades extra-académicas, movidos por el más puro interés de saberse continuadores de una cultura que ya suma más de 3,000 años. Sin dejar de lado su obligaciones escolares cotidianas, dedican horas de su vida a compartir con sus compañeros, de manera vivencial, aquello que nos cifra como humanos. Asumen el don de la inteligencia y lo hacen valer; le ponen nombre, fecha y hora, y lo encarnan en público. Unos organizan, otros invitan, todos participan.

    Es admirable que estos jóvenes ya sepan que la cultura no es algo ajeno a ellos, que sólo puede llegarles a través de otros; sino que están aprendiendo que la cultura la hacen ellos mismos, que la cultura son ellos mismos. Están aprendiendo también, que la cultura cuesta y nos compromete; que nos nutre, que tiene varios rostros, que tiene muchos nombres; que nos antecede y nos sobrevivirá; que nos define y nos une; que nos distingue y nos iguala; que es la firma de la civilización. Y serán ellos mismos quienes definan el rostro de esta civilización a través del quehacer científico, artístico, intelectual.

    Quizá no se equivoca Thomas Mann cuando declara que la cultura no es otra cosa que la devota y ordenadora, por no decir benéfica, incorporación de lo monstruoso y de lo sombrío en el culto de lo divino, pero esa integración nos es esencial como humanidad. Y cuando hablamos de seres humanos en formación, nada mejor para integrarlos de lleno a esta sociedad a la que aspiran pertenecer, que incluirlos en los deberes y placeres del método científico y la proporción áurea, la retórica y la poética, la argumentación y la inspiración, la investigación y la invención, la historia y la literatura, el álgebra y la polifonía. Qué mejor que regalarles el don de la sed, para que sean los artífices de su futuro y estén preparados para lo que venga después, y así poder decir, junto con Ikram Antaki, que organizaremos el desorden, sobre las escaleras de nuestra madrugada, para reequilibrar la báscula del mundo. Mostraremos los caminos, construiremos los caminos, abriremos las puertas del Universo.

Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Sábado 8 de marzo de 2003
Año LXXV   N° 26967


Hacia la ignorancia completa

Más valdría una ignorancia completa
que un conocimiento privado
de su principio fundamental.

GASTÓN BACHELARD

Cuando hablamos de la enseñanza de la ciencia, sin duda es más simple no enseñar sino el resultado de una investigación. Pero la enseñanza de los resultados de la ciencia nunca es una enseñanza científica. Si no se hace explícita la línea de producción intelectual que ha conducido al resultado, se puede estar seguro que el alumno combinará el resultado con las imágenes más familiares. Es necesario que “comprenda”. Sólo se puede retener comprendiendo. El alumno comprende a su manera. Puesto que no se le han dado razones, agrega al resultado razones personales.

En la proporción en que una ciencia se torna social, es decir, fácil de enseñar, ella conquista sus bases objetivas. Afirma Bachelard que habría que elevar a los alumnos, tomados en grupo, a la conciencia de una razón de grupo; en otras palabras, al instinto de objetividad social. Para que la ciencia objetiva fuera plenamente educadora, sería necesario que su enseñanza fuera socialmente activa. Y Kuhn agrega que el estudio de los paradigmas es lo que prepara principalmente al estudiante para entrar a formar parte como miembro de la comunidad científica particular con la que trabajará más tarde.

El principio fundamental de la pedagogía científica debiera ser: quien es instruido debe instruir. Una enseñanza que se recibe sin transmitirla forma espíritus sin dinamismo, sin autocrítica. Sobre todo en las disciplinas científicas, tal instrucción cuaja en el dogmatismo un conocimiento que debiera ser un impulso hacia una marcha inventiva. Y sobre todo, deja de impartir la experiencia psicológica del error humano. Bachelard afirma que en toda enseñanza siempre tiene lugar un juego de matices filosóficos: una enseñanza recibida es psicológicamente un empirismo; una enseñanza impartida es psicológicamente un racionalismo. Aunque ambos digamos lo mismo, lo que me dicen es siempre un poco irracional; lo que yo digo es siempre un poco racional. Ellos tienen siempre algo de sinrazón; yo tengo siempre algo de razón. Poco importa la materia enseñada. La actitud psicológica que de una parte es resistencia e incomprensión, y de la otra impulso y autoridad, se convierte en el elemento decisivo en la enseñanza real, cuando se dejan los libros para hablar a los hombres. Los profesores reemplazan los descubrimientos por lecciones. En contra de esta indolencia intelectual que nos priva poco a poco de nuestro sentido de las novedades espirituales, la enseñanza de los descubrimientos realizados en el transcurso de la historia científica es un precioso auxiliar. Para enseñar a los alumnos a inventar, es bueno darles la sensación de que ellos hubieran podido descubrir. Sin embargo, hasta las últimas etapas de las instrucción de un científico, los libros de texto substituyen sistemáticamente a la literatura científica creadora que los hace posibles. En la etapa de su evolución en que se encuentra la ciencia contemporánea, el científico se encuentra frente a la necesidad, sin cesar renovada, de renunciar a su propia intelectualidad. Sin esta renuncia explícita, sin este desnudarse de la intuición, sin este abandono de las imágenes favoritas, la búsqueda objetiva no tarda en perder no sólo su fecundidad, sino el vector mismo del descubrimiento. Vivir y revivir el instante de objetividad, mantenerse sin cesar al estado naciente de la objetivación, exige un constante esfuerzo de desobjetivación.


Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Viernes 16 de mayo de 2003
Año LXXV   N° 27036


Contra el vano optimismo

Es caer en un vano optimismo
cuando se piensa que saber
sirve automáticamente para saber.

GASTÓN BACHELARD

Hace algunas semanas, mis alumnos del treinta veces glorioso y casi legendario Plantel #1 del Colegio de Bachilleres, me preguntaban, en un acto de genuina inocencia: ¿y eso para qué me sirve, profe?, refiriéndose a un complicado procedimiento de deducción de genotipos. La pregunta no carece de importancia ni de profundidad, y aunque en clase logré improvisar un argumento que justificara todas y cada una de las lecciones que ellos reciben a diario en su escuela, he aquí una argumentación un poco más elaborada, para todos aquellos que estudian, estudiaron o educan.

En primer lugar, el asistir a la escuela, a cualquier escuela, debe ser un acto de libertad y de voluntad: voy porque quiero y porque puedo ir. De otra forma no hay razones que valgan; si no se tiene la certeza de estar ejerciendo un acto de libertad, si se cree o se quiere creer que alguien es capaz de obligarnos a acudir de lunes a viernes, durante años, a cualquier sitio, no habrá entonces motivación ni validación posible. Esto no quiere decir necesariamente que la escuela ocupe el mismo lugar axiológico para cada persona, pero definitivamente debe ser algo importante y que merece tiempo, interés, determinación y disciplina. Y no me refiero a una disciplina espartana que obligaba a los jóvenes a bajar diario al fondo de un barranco para regar un palo enterrado en la arena; esta, la escolar, es una disciplina bastante moderada y que entrega frutos todos los días.

Así, tenemos que, básicamente, cualquier escuela puede ofrecer a los alumnos cuatro cosas: un ideario que guíe la educación en las aulas, instalaciones físicas (incluyendo libros, computadoras, laboratorios, gimnasios, etc.), compañeros y maestros. El ideario puede ser explícito o implícito, pero invariablemente dirigirá el rumbo y definirá programas académicos, culturales y deportivos. Las instalaciones ofrecerán un mayor o menor grado de confort y facilidades para el desempeño de maestros y alumnos, pero no definen en ninguna medida la calidad de la enseñanza. En cuanto a los compañeros que el alumno tiene, podemos decir que sí juegan un papel importante en la creación de un ambiente, el cual bien puede ser favorable o desfavorable. Por último, de los maestros podemos decir que, sean conscientes o no, ofrecen a sus alumnos, en el peor de los casos, datos, información y hasta conocimiento, lo cual no es poca cosa; ofrecen también valores y un ejemplo. Pero, por sobre todo esto, el legado más valioso que un maestro puede dejar es herramientas de vida; y de entre estas, una de las más valiosas será siempre que sus alumnos aprendan a aprender. Que aprendan a aprender de la experiencia, de los otros, de los errores, y hasta de los libros y la escuela.

Conjuntando todo lo anterior, al paso de los años, un alumno que egresa contará, no sólo con una capacitación para un futuro desempeño laboral, sino con una formación, con una educación. Esta educación hace a los egresados regalos de libertad, madurez, criterio, progreso, y hasta ventaja. Liberad para ver las opciones posibles, para elegirlas y asumirlas. Criterio para escoger lo mejor, para tener una opinión propia y no esgrimir opiniones prestadas; criterio para defenderla con argumentos. Madurez para enfrentarse a la vida y sus demonios asechantes. Progreso académico, cultural e incluso material. Ventaja sobre los que no tienen la oportunidad de educarse. Resumiendo, podemos afirmar que la educación nos otorga crecimiento: nos hace ser más, nos hace ser mejores. Así, cuando alguno de nuestros alumnos o nuestros hijos nos pregunte ¿y eso para qué me sirve?, bien podemos decirle: Para ser mejor.

Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Viernes 23 de mayo de 2003
Año LXXV   N° 27043


Robótica Pedagógica

La genialidad consiste en una infinita
capacidad para tomarse molestias.

ARTHUR CONAN DOYLE

    Hace un par de semanas tuve la oportunidad de asistir a la IX Reunión de Análisis de la Actividad Experimental en la Enseñanza de las Ciencias Naturales y Exactas, que tuvo lugar en el Centro de Ciencias de Sinaloa. En dicha Reunión se trataron diversos temas, todos de gran interés e importancia, pero hubo uno que llamó especialmente mi atención. Se trata de una conferencia magistral impartida por el Dr. Enrique Ruiz Velasco acerca de la robótica pedagógica. Como podrán darse cuenta, el título mismo es ya bastante sugerente: ¿cómo puede una disciplina aparentemente deshumanizada y tecnificada ocuparse de algo tan humano como la educación?

    Se trata de una propuesta que, aun sin ser nueva, es bastante novedosa. A grandes rasgos, consiste en que un grupo de alumnos (desde niños de 8 años hasta estudiantes de doctorado) hagan con sus propias manos y medios un robot. A través de un recorrido cognoscitivo, que incluye distintas situaciones didácticas, el alumno es llevado de lo inductivo al descubrimiento guiado; así, mediante una acción concreta y una codificación simbólica, se logra la integración significante tan buscada por los educadores. El Dr. Ruiz Velasco apunta que “un objetivo tecnológico primordial de la robótica pedagógica es, mediante un uso pedagógico de la computadora, la generación de entornos tecnológicos ricos, que permitan a los estudiantes la integración de distintas áreas del conocimiento para la adquisición de habilidades generales y de  nociones científicas, involucrándose en un proceso de resolución de problemas con el fin de desarrollar en ellos, un pensamiento sistémico, estructurado, lógico y formal.”

    A lo largo de las cuatro fases que abarca la construcción de un robot (mecánica, eléctrica, electrónica e informática), los estudiantes trabajan en proyectos colaborativos que les ofrecen la posibilidad de que, a partir de la realidad en la que se encuentran, puedan percibir los problemas, imaginar soluciones, formularlas, construirlas y experimentarlas; para de esta manera ser capaces de comprender y proponer o mejorar la solución propuesta. Se trata, pues, de crear las condiciones de apropiación de conocimientos y privilegiando así el aprendizaje inductivo y por descubrimiento guiado.

El Dr. Ruiz Velasco destaca ocho cualidades de la robótica pedagógica, dignas todas de ser tomadas en cuenta: i) Integración de distintas áreas del conocimiento; ii) Operación con objetos manipulables, favoreciendo el paso de lo concreto a lo abstracto; iii) Apropiación del lenguaje gráfico, como si se tratara del lenguaje matemático; iv)  Operación y control de distintas variables de manera síncrona; v)  El desarrollo de un pensamiento sistémico; vi) Construcción y prueba de sus propias estrategias de adquisición del conocimiento mediante una orientación pedagógica; vii)  Creación de entornos de aprendizaje; y viii) El aprendizaje del proceso científico y de la representación y modelización matemáticas. A lo largo de toda esta experiencia, el alumno es capaz de crear en sí mismo una postura crítica ante la tecnología; al tiempo que es consciente del sentido social y epistemológico de la misma. De este modo, la tecnología cobra, o recupera, su auténtico sitio como creación del hombre y para el hombre, su función humana. La tecnología no es un mundo ajeno al nuestro, en donde reinen las máquinas y la inteligencia artificial; se trata en cambio de una aportación de la ciencia para el beneficio y desarrollo del hombre. Este es sólo un ejemplo de cómo pueden llegar a conciliarse, gracias a su condición humana, disciplinas que parecen contrarias. La educación no tiene por qué seguir basándose en la tiza cuando el silicio ha demostrado ya sus bondades.

Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Martes 14 de octubre de 2003
Año LXXVI   N° 27185


Fatiga y descanso

Fatiga más lo que no se hace,
descansar es haberlo hecho.

JOSÉ SARAMAGO

    Cuántas veces nos hemos quejado amargamente de la situación de nuestra sociedad; cuántas veces hemos lamentado ver a nuestros adolescentes faltos de conciencia, en cuántas charlas de café hemos llegado a la conclusión de que si se resolviera el problema de los valores y la falta de conciencia ecológica se habría avanzado bastante en la construcción de una mejor sociedad. Sin embargo, ¿cuántas veces hemos salido a la calle a poner en práctica nuestras ideas y buenos deseos? Muy probablemente nunca. Dice un proverbio medieval que “no hay nada hecho cuando queda algo por hacer”. Afortunadamente, esto lo ha entendido bien un grupo de voluntarias que desde hace casi 16 años se dedica a completar lo que queda por hacer como si no se hubiera hecho nada.

    Me refiero a las voluntarias del Premio Oxxo quienes, comandadas por la Sra. Treviño de Casillas, activan las conciencias y les marcan un camino de inicio a 600  estudiantes cada año. Se trata de 600 jóvenes que se dan cuenta que, aunque se trata de un concurso, el valor de toda virtud radica en ella misma, ya que no se practica en orden al premio: la recompensa de la acción virtuosa es haberla realizado. Pues, el hombre, todo hombre, llega a este mundo con un buen número de semillas en su ser, con un conjunto de posibilidades a la espera de las condiciones más adecuadas para germinar. Cada uno de nosotros es una abundante colección de virtudes que, si las sabemos pulir, son capaces de brillar hasta iluminar incluso a otros. Sin embargo, no basta con tenerlas, es necesario prestarles atención y desarrollarlas para que nos hagan ser lo que en esencia somos: seres humanos.

    ¿Cómo lograr que se manifiesten estas posibilidades en nosotros? Actuando, pues solamente quien actúa aprende. Pues únicamente llevando a la acción nuestras capacidades y talentos, manifestando en obras cada una de las posibilidades que nos inundan, es como podremos ir construyéndonos a nosotros mismos. De otro modo, no llegaremos nunca a ser realmente humanos, en el sentido total y estricto del término, seremos sólo aproximaciones burdas, curiosas caricaturas, apenas bocetos de hombres.

    Debemos buscar, como apuntaba Nietzsche, que nuestro trabajo sea una lucha y nuestra paz una victoria. No podemos darnos el lujo malsano de la desidia o la dejadez. Cada día en este planeta habrá de ser una batalla para poder manifestar plenamente nuestras capacidades. Cada jornada debe estar marcada por la tenacidad que nos llevará al final del camino, a la consecución de los objetivos. Muchas veces, el hombre mismo es la principal dificultad que el hombre debe vencer para alcanzar su meta; por esto, es indispensable contar con un espíritu indomable, con una pasión a prueba de desencantos, con objetivos claros y proyectos concisos, pero, sobre todo, con un firme compromiso. Sólo comprometiéndonos habremos de vernos realizados.

    Es de suma importancia contar con un proyecto, con un sueño hecho a nuestras posibilidades. Nuestras aspiraciones deben ser claras para que puedan llegar a ser materializadas. Si bien no es deseable imitar a los héroes y a los líderes, siempre es esperanzador tener ejemplos a seguir: conocer personas que, como uno mismo, alguna vez soñaron con algo y fueron capaces de luchar por conseguirlo. Y de esto se trata el Premio Oxxo, de dar una guía, un apoyo y un reconocimiento a todos los buenos deseos que florecen en nuestros jóvenes; de modo que ellos van experimentando que, una vez que tenemos nuestro camino marcado, no podemos desviarnos por cualquier dificultad que se nos presente. Los obstáculos, el fango que atasca nuestros pasos, la niebla que nos oculta la senda, no son más que oportunidades de manifestar nuestras capacidades. Si en el mundo existen cosas podridas, malolientes y nauseabundas, el mismo asco que nos provocan hace que nuestro ser crezca para alejarse de ellas.

    Tenemos, pues, una tarea enorme en nuestras manos: llegar a ser todo lo que, en posibilidad al menos, llevamos dentro. Únicamente manifestándonos, explotando y haciendo uso de las cualidades que nos distinguen, habremos de cumplir nuestro cometido: ser humanos. Nuestro sino es crecer hasta alcanzar la estatura que nos está predestinada. Entonces, sólo entonces, podremos decir sin mentir que somos hombres.

    Antes de quejarnos por los padecimientos presentes, debemos enfocar nuestra energía en prevenir los que estén por venir. No actuemos como el necio que sólo conoce el mal cuando ya está hecho. Tenemos la capacidad de prever males futuros preparándonos para afrontar los inevitables y no provocando los evitables. Si queremos sacar algún provecho de nuestros padecimientos diarios hemos de cultivar la virtud, pues sólo siendo virtuosos podremos erradicar de nuestras vidas la podredumbre y la corrupción. Por eso, vaya desde aquí un reconocimiento sincero a todos los voluntarios, maestros y estudiantes involucrados en el Premio Oxxo, pues son proyectos como éste los que nos enseñan a tener esperanza, y a contar con la certeza de que las cosas están cambiando.

   
Publicado en
EL HERALDO DE CHIHUAHUA
Sábado 26 de julio de 2003
Año LXXVI   N° 27107

lunes, 10 de mayo de 2010

Mientras cante mi amor

"Lo de menos es que jamás me sobres, 
que tu amor me enriquezca, haciéndome más pobre. 
Mientras cante mi amor, intentando atrapar 
las palabras que digan lo demás. "
Silvio Rodriguez

Cada que se presenta un pretexto en forma de fecha para decirte algo, maldigo mi corta elocuencia y mi pobre manejo y conocimeinto de la lengua cervantina. Pero no puedo permitir que termine el día sin haber al menos intentado un texto con las palabras que logro atrapar.

Sabes que te amo siempre, que te respeto cuando eres, que te quiero todas las veces, que te extraño a los tres minutos, que te llamo en mis sueños, que te admiro en cada aventura. Sin embargo, ese amor, ese respeto, ese cariño y esa admiración también tienen un par de nombres propios. Y es que cuando, por sobre todo lo terrible que pueda ser la realidad, tú eres capaz de ser la mejor madre que pueden tener mis hijos, sé que soy más que afortunado.

Porque los esperaste con fervor mientras crecían y se desarrollaban en tu vientre; porque los nutriste con cariño, tiempo, besos, miradas, sueños y canciones; porque velaste sus noches y alimentaste sus cuerpos; porque los nombras y resplandeces; porque los ves y los acaricias; porque los diriges con dulzura y firmeza; porque les regalas tu ejemplo de pasión, rectitud, alegría y dedicación; porque los curas más allá de cualquier medicina; porque los vistes de seguridad, de enterza, de entusiasmo y de orgullo; porque a tu lado son felices y saben que nada les puede pasar; porque eres la madre de dos pares de ojos con nombre, sueños y vida propios.

Felicidades por tu valentía, por tu arrojo, por tus ganas, por tu dedicación, por tu sabiduría, por tu consistencia, por tu entrega, por tus sueños,. por tu compromiso, por tu claridad de principios. Felicidades por tener un hijo que se conoce y sabe lo que quiere, que no teme expresar lo que siente, que te respeta y admira, que te ama y te extraña, que te confía sus secretos, que te busca y te encuentra, que te ama y te nombra. Felicidades por una hija que quiere ser como tú, que te sabe su amiga, que no se deja de nadie, que sabe que el mundo es suyo, que ama lo que tú, que te tiene de ejemplo, que te reta y te adora, que te hace cartitas y te desea lo mejor; que te ama y te busca.

Gracias de nuevo, pues a tu lado las demás parecen aficionadas. Te amo también por eso.

lunes, 3 de mayo de 2010

Aprendiendo finés

Hace un par de días, mi esposa me mandó un link a un artículo bastante interesante. El artículo es interesante por sí mismo pero, siendo maestro, me ha tenido pensando desde que lo leí. Se trata de un vistazo a una escuela secundaria común en Finlandia. ¿Por qué Finlandia? Pues porque sus jóvenes ocupan el primer lugar en la prueba PISA (Programme for International Student Assessment), que es un examen que se aplica a nivel internacional por la OCDE a jóvenes de 15 años en las áreas de matemáticas, lectura y ciencias. Y sólo para que se hagan una idea, México ocupa el lugar 48, dejándose ganar por países como Estonia, Croacia, Tailandia, Eslovenia o Chile.

Mencionaré los datos que me llamaron la atención y después comentaré algunos de ellos:
  • Un adolescente normal termina la secundaria con excelentes calificaciones, un excelente inglés y leyendo un libro a la semana.
  • En Finlandia, el 34% de los adultos tiene estudios superiores (11.6% en México).
  • Para que una escuela haga "puente" cerca de días festivos, deberá antes trabajar extra para compensar las horas que perderán.
  • El 97% de las secundarias son públicas (todos los datos que menciona el artículo se refieren a una escuela pública).
  • Por ley, ningún alumno puede vivir a más de 5 km de su escuela.
  • No puede haber más de 24 estudiantes por aula.
  • Cada aula tiene pantalla gigante de plasma, acuario de 200 litros, cocina con fregadero, equipo audiovisual, aire acondicionado y muchas plantas, además de lo habitual.
  • Los libros, el material escolar y la comida son gratis.
  • Las escuelas tienen un maestro por cada 10 alumnos.
  • Ser maestro es una profesión de prestigio a la que sólo aspiran los mejores.
  • Un maestro gana 1,800 euros (unos $30,000) por 15 horas semanales.
  • No hay reprobados, pero no porque el sistema así lo requiera (como en México), sino porque no conciben tener más de una oportunidad para aprobar.
  • Se estimula el razonamiento crítico antes que la memorización.
  • Aunque son los primeros en matemáticas y ciencias, para los finlandeses lo fundamental es la lectura.
Me imagino que a estas alturas algunos de ustedes dirán: "¡claro, con esas condiciones hasta los mexicanos obtenemos el primer lugar en PISA!". Desde luego que hay material como para varios libros de análisis: económicos, de políticas educativas, sociales, de desigualdades, de formación docente, etc. Supongo, y espero, que cada quien saque sus propias conclusiones de loq ue podríamos hacer en nuestro país o en nuestra comunidad educativa.

Pero, siendo congruente con las intenciones de este Cuasidiario, quiero comentar algunas cosas que rondan mi cabeza:
  • Los adolescentes finlandeses leen más que muchos maestros mexicanos que conozco.
  • Difícilmente podemos competir teniendo salones con más de 50 alumnos, sin más tecnología que un pizarrón blanco y sin más comodidades que dos pasillos entre las hileras de bancas.
  • Mientras un maestro finlandés se ocupa de unos 60 alumnos (contando sus distintos grupos), hubo semestres que yo me ocupaba de unos 400 alumnos en 6 asignaturas distintas.
  • Si fuera maestro finlandés y trabajara lo que trabajo, debería estar ganando unos $ 60,000 mensuales. Eso contando sólo mis horas frente a grupo, lo que me dejaría, además, tiempo libre para ser mejor maestro y estar con mi familia.
  • Si fuera maestro finlandés y trabajara lo que trabajaba el año pasado, debería estar ganando unos $ 80,000 mensuales. 
Definitivamente, debemos hacer algo porque las cosas en México se parezcan a la realidad finlandesa. Los que quieran leer el artículo completo pueden hacerlo a través del vínculo que aparece bajo el título: "El secreto de los finlandeses".

sábado, 1 de mayo de 2010

Pensando en un pueblo junto al lago

Ayer mi hijo mayor, de apenas (¿ya?) 12 años, se fue a más de1,500 km de casa para pasar una semana junto a sus amigos y compañeros de sexto de primaria. Van a pasar siete días en un campamento diseñado para ser excitante e inolvidable. Sé que será una experiencia como pocas, emocionante, divertida y hasta trascendente; que será un parteaguas en su vida y un recuerdo maravilloso por siempre.

Sin embargo hoy, a 24 horas de su partida, quiero hablar de lo que ha significado en casa su viaje y su ausencia. El darme cuenta que, de momento, no tengo compañero para comer habaneros, hablar del Príncipe Mestizo, jugar al Wii o darnos topes.

La jornada es tan extraordinaria e inusual que amaneció nevando en plena primavera, cuando ya hemos tenido días de 36 ºC. Estoy seguro que volverá radiante, crecido, más seguro, más feliz, más independiente, más sereno, más grande.

Aquí nos quedamos los que te queremos, los que te admiramos, los que te extrañamos, los que te esperamos, los que te buscamos, los que te amamos. Te cuento que intentamos salvar una torcaza que estaba congelándose; que tu madre se ha portado muy valiente y a la altura; que tu hermana te extraña y te nombra; que tus abuelos están bien, pensando en ti; que tus abuelitos también han preguntado por cómo estuvo tu viaje; que aún no nacen los gatitos de Camelia; que tus gatas te buscan; que Aquiles se mojó en la nieve y fue feliz; que yo te extraño mucho y me encanta verte crecer, e imaginar el hombre en que te convertirás.

Tengo la certeza de que este vieje es sólo el primero de muchos que habrás de emprender en tu vida. Cada vez más lejos, cada vez más profundos, cada vez más intensos, cada vez más importantes. Que así como hace unos días te ayudé a hacer tu maleta, llegará pronto el día en que tengas siempre a la mano tu equipaje y tus sueños para pisar cualquier camino que te llame. Y quiero que tú tengas también la certeza de que siempre contarás con un sitio donde volver, con un hogar, con un fuego para calentarte y un refugio para descansar tus pies y tu alma. Que tu madre y yo siempre estaremos para ti, sin importar el tiempo, la distancia o la vida que hayas recorrido.

Por lo pronto te esperamos con milanesas empanizadas, muchos abrazos, más besos y alguna sorpresa. Te amo, te extraño y ya te espero.

miércoles, 28 de abril de 2010

QWERTY

Dos semanas de trabajo intenso, más intenso que de costumbre. Proyectos. Evaluaciones. Promedios. Cansansio acumulado. ¿No acabamos de tener vacaciones? Un elefante sin pasta de dientes me observa a medio metro. Supongo que no necesita pasta de dientes porque no tiene colmillos.

Fascismo; neutralización; scrapbook; displays; ambientación; invitaciones; micas; reportes; guardias; maquetas; montajes; desmontaje; harina explosiva; antisemitismo; electrólisis; proyecto Manhattan; ensayos; ajedrez maya; seguimiento; sellos; mezclas criogénicas; espionaje; listas; maicena para detener balas; manzanas deshidratadas; vidrio de azúcar; indicadores de pH; saponificación...

Propuestas y proyectos para el nuevo bimestre. Proyectos de innovación; tarjetas flash; mapas mentales; cápsulas del tiempo; historietas; carteles; visitas a la hemeroteca. Mi hijo se va de viaje y hace falta marcar las cosas, alistar la maleta, prepararse mentalmente. Siempre sí vamos a ir a la olimpiada del conocimiento ¿? con proyectos; no vamos a concursar, pero vamos a demostrar que sabemos trabajar por proyectos. Mi padre está de visita. Mi cuñada está por dar a luz, la hospitalizan, la observan, la medican, la vuelven a observar, la dan de alta. Hay que pasear al perro antes de que amanezca, al menos media hora diaria. Mi gata está muy preñada, ya debía haber parido (creo). Mi computadora es refrigerada por u miniventilador externo, ya que el trapo mojado me parecía poco práctico. ¿Ya están las listas de libros?; ¿y las tareas de mayo y junio?; ¿quiénes van a ir a la olimpiada?; ¿qué demonios es un k'atún?; ¿y un mak chahal?; ¿¿??

Creo que necesito un respiro.

miércoles, 21 de abril de 2010

Expo SGM

19/04

16:00
Un día antes, van llegando a cuenta gotas los alumnos con su material. Se preparan para montar la manta, colgar la lona, pegar el papel de fondo. Reconocen el lugar asignado, esperan por su compañero de equipo, piden prestado lo que les falta.

17:00
Han avanzado poco. Algunos siguen esperando al compañero y maldicen su suerte. Otros van llegando y se dan cuenta que olvidaron el silicón, las grapas, las tijeras, las letras de unicel. Otros más acaban de darse cuenta que no tienen nada listo para el día siguiente, aún cuando empezamos hace 6 semanas.

18:00
Sentados en el piso retocan los letreros, arman cadenas de papel, pegan diamantina en las letras. Sobre las bancas y las mesas; corriendo de un salón a otro antes de que se enfríe el silicón; quemando edificios de foamy para que se vean bombardeados; colgando tela para simular un escenario; fijando una explosión atómica hecha de algodón naranja; pegando papel de china y letras forradas de aluminio; acomodando la maquetas del campo de exterminio; todos los alumnos que llegaron se esfuerzan por dejar presentable su stand.

19:00
Hora de irse. Por supuesto faltó tiempo; claro que algunos no vinieron; desde luego que dejaron sucio; obviamente están confiados en que mañana la exposición empieza a las 9:00. Sólo me resta confiar en que mañana no dirán que el Día D es cuando desembarcó Norma Díaz; en que no confundan a Goebbels con Oppenheimer; en que se convenzan de que la svástica no es algo "cool"; y en que por fin sepan qué diablos es la uerresese.

20/04

06:45
Faltan sólo 135 minutos para que empiece la exposición. De 17 equipos, 5 aún no tienen nada montado, otros 10 no han terminado de montar y los otros 2 descubren que durante la noche se cayó todo lo que pegaron ayer. Los salones están llenos de basura. Hay que mover 44 sillas con paleta a otro salón.

7:30
Ya deberían haber llegado todos. A dos alumnos se les olvidó la mica con las circulares informativas: no pueden entrar, sus coequiperos entran en pánico.

7:45 a 8:45
El maestro reparte órdenes: devuelve esa tierra, no puedes vaciar la pista de atletismo; arregla esa persiana que nos la van a cobrar; deja de pasearte y ayuda a tu equipo; te dije que investigaras qué era la URSS; no se cambien de ropa hasta que yo les diga; vayan a quitar las sillas que dejaron bloqueando la entrada del salón de violín; consigan una escoba y limpien el piso; no, crocs y pantalón de mezclilla no son ropa formal; apaguen el aire acondicionado, no me importa que huela a aerosol; no, tú no puedes cargar sillas, te acaban de operar del corazón; si adornas con globos le restas importancia al bombardeo de Hiroshima... ¡Recuerden que voy a evaluarlos!

9:00
Milagrosamente, todo queda listo, limpio y presentable. Los alumnos están al lado de su stand, repasando su exposición. Empiezan a llegar los otros alumnos, los que van de público, y algunos padres de familia. Noy hay rastros del caos que reinaba hace apenas 30 minutos.

10:30
Ha pasado la mitad el tiempo que deben exponer. Las explicaciones fluyen ya sin vergüenza y con la seguridad que da haberlas repetido media docena de veces. Sólo hay que recordarles que no masquen chicle mientras hablan; que no pueden sentarse aunque no haya nadie en su stand; que no deben aventarse bolitas de papel; que sólo falta hora y media para que puedan ir a mitigar su apetito de adolescentes.

12:00
Por fin han terminado el turno. Sólo resta comer y recoger.

12:30
Con sólo 45 minutos para que todo quede como antes de la guerra, el maestro vuelve a lanzar órdenes: vayan por 4 bolsas grandes para basura; alguien consiga dos escobas; quiten todo lo que dejaron pegado; dile a la directora que no pudiste arreglar esa persiana; no, no puedes ir con ropa de camuflaje a la clase de Inglés; ¿qué nadie les ha enseñado a barrer?; regresen las 44 sillas a sus salones respectivos; sí, si vino tu mamá tienes punto extra; que no quede rastro de silicón en el pizarrón...

13:15
Me duelen los pies y la espalada, pero el resultado es bueno: 34 adolescentes de 13 ó 14 años han podido hablar sobre el Proyecto Manhattan, el fascismo, el antisemitismo, el Pacto de Varsovia, la máquina Enigma, Goebbels y su propaganda, el desembarco en Normandía, el racionamiento durante la guerra, la creación de la ONU, etc. Me doy por bien servido, definitivamente vale la pena ser maestro.

sábado, 17 de abril de 2010

Pasajeros silenciosos I

Fueron llegando uno a uno (casi todos), en silencio sobre sus patas de terciopelo, a ocupar su lugar en el barco, a reclamar un nombre y una mirada.

Frodo llegó sin pasaporte, cuando una ausencia de maullidos estaba por ser intolerable. Callejero con hogar, superviviente sin pedigree, comensal poco exigente, profesa un cariño salvaje y un aprecio poco ortodoxo. Disfruta el privilegio de la libertad de aquellos que tienen poco que perder. Vagabundo siempre presente, ladronzuelo sin honor, indultado de antemano. Fue el primero de este viaje.

Leda, la novia de Zeus, llegó para imponer sus reglas. Más pelo que maullidos, menos misterio que magia, más matriarca que madre. Nos conquistó con una imagen que fuimos a perseguir; nos obsequió con un sueño que seguimos construyendo. Es dueña de todo sin tener que gritarlo. Sin dudas la más fuerte, siempre una dama.

Azur. Aunque hijo de Leda y Horus no nació de un huevo, sólo portaba su albo exterior. Majestuoso relámpago blanco, quiso conocer otras playas y abandonó el barco en un puerto exótico y desconocido. Nos heredó su recuerdo una esperanza de retorno.

Pandora, de noble estirpe, abordó en el Puerto que fue Lago; destinada a fundar una dinastía septentrional. Exótica por raza y por elección, prefiere la paz de sus aposentos reales al barullo de la corte. Sus ojos revelan los misterios que otra llevara en una caja.

Óscar, destinado al trono, aún cumple su deber de alfa sin fatiga. Quizás prefería pasar más tiempo en el sillón que patrullando su reino, pero alguien tiene que engendrar herederos, ahuyentar enemigos, someter a los siervos, matar dragones (no se ha visto uno desde que llegó) y cortejar a la reina madre. Sin embargo, hace ya un año que se le jubiló quirúrjicamente de sus obligaciones; sabemos que es más feliz ahora.

Marte, más por rojo que por belicoso, este hijo de Leda y sus caprichos, llegó a reclamar atención. Aún sin tambor de hojalata se ha negado a crecer y se asegura que el segundero no avance. De estirpe indefinible, carga con sus conflictos sin resolver en una perpetua adolescencia.

Camelia, sin ser la texana del corrido, es una aguerrida amazona de vestimenta sin igual. Cariñosa y violenta, porta lanza de Atenea y el cinturón de Afrodita. Lo mismo disfruta y exige media hora de caricias que un buen pleito. Buena y frondosa madre cuando le corresponde.

jueves, 15 de abril de 2010

Sin comillas ni cursivas

Malditos sean los cuentos de las cuentas al contado, ayer me han hecho rabiar, me han hecho despertar. Benditos sean los ricos sin dinero, pero no quiero contarme entre ellos. Maldita sea la voz de la experiencia, que casi se equivoca a media suma, las verbenas con nuestra ausencia gangrenan mi corazón

A mis treintaytantos debí ser más de armas tomar, sin chaleco antibalas. Pues, a final de cuentas, llegar a fin de mes no ha sido nunca asunto de dinero; se trata más bien de merecer un tren de pasajeros. Sobretodo teniéndote a mi lado: tsunami de un mar hecho mujer, dispuesto en cada ola a renacer.

Yo sé que caerá un rayo en mi torre de Babel, que arrasarán las plagas y la hambruna, que vendrán lunas de hiel a devastar mi piel. Y después de la feria y el cole, la histeria y el miedo; si me da por contar hombros donde llorar, siempre van a sobrarme una mano y seis dedos.

Lo malo del después son los despojos que embalsaman los pájaros del sueño. Facturas, calenturas, heridas sin sutura, caídas, conjeturas, sacudidas, cerraduras; dos dedos en la llaga y un santo en el desván. Me pasé de la raya con tal de pasar por el aro.

Habráse visto insolencia, cinismo y alevosía, los números contaminan la decencia, secuestran la fantasía; enseñan cuánto mide la oscuridad sumando pesadillas y duermevelas.

Pero hoy, que se trata más bien de envejecer con fantasmas que aprenden a crecer y abrazos que se mueren por volver; cuando los peces se amotinan contra el dueño del río y la diosa fortuna debe un año de alquiler. Hoy quiero prometerte ser libres, como dos versos tachados del dictado de la revolución. Hoy quiero prometerte que siempre buscaremos las raras excepciones.

miércoles, 14 de abril de 2010

¡Qué bonita es la naturaleza!

Hace un par de noches, mi hija de nueve años y yo veíamos juntos el capítulo correspondiente de "El encantador de perros". En pantalla, César Millán trataba de moderar el instinto cazador de un pitbull, el cual había matado ya un par de ardillas. Mientras el perro estaba siendo sometido, le acercaban alternadamente un conejito y un cuyo, para que demostrara que era capaz de controlar su instinto y no zamparse de dos mordidas al roedor; al mismo tiempo que los angustiados dueños ponían atención y tomaban nota. En lo más tenso de la demostración, mi hija me comenta sinceramente: "papi, qué bonita es la naturaleza".

Entonces pensé que, dentro de la novateada que nos ha puesto Aquiles, nuestro recién adquirido cachorro, lo mejor sería adoptar esta frase cada vez que la experiencia amenace con ser desagradable. Así, mientras compongo una sonrisa, deberé buscar un cambio de enfoque:

Cuando rescate mis Caterpillar de los colmillos de Aquiles: "¡Qué bonita es la naturaleza, tiene comezón en sus dientitos!"; mientras recojo sus olorosos desechos: "¡Qué bonita es la naturaleza, el sistema digestivo es maravilloso!"; al sacarlo a caminar antes de que amanezca: "¡Qué bonita es la naturaleza, nos brinda la oportunidad de ver salir el sol mientras paseamos!"; cuando Aquiles asalta los areneros de los gatos para conseguirse una botanita: "¡Qué bonita es la naturaleza, especies distintas interactuando bajo el mismo techo!"; mientras nos aventamos un cuerpo a cuerpo para cepillarlo: "¡Qué bonita es la naturaleza, qué bien se unen el pelo de perro y las plantas secas!"; al desembolsar una minifortuna en alimento, carnazas, juguetes, platos, correa, collar, camita, premios, vacunas: "¡Qué bonita es la naturaleza, nos ha premiado con un hermoso cachorro!".

No me malinterpreten. No me estoy quejando. Tenemos un nuevo miembro de la familia que nos ha puesto en activo en sólo seis semanas. "¡Qué bonita es la naturaleza!".

lunes, 12 de abril de 2010

Sal en la herida

Esta historia empezó hace ya muchos años, pero el capítulo más reciente comenzó en diciembe del año pasado cuando, en un arranque de felicidad, aprovechamos un viaje al DF para comprar en el mismísimo Auditorio Nacional, media docena de boletos para el concierto que daría Sabina cuatro meses después.

Nunca nos imaginamos que a sólo dos semanas del gran evento, por circunstancias que aún se me escapan, tuvimos que poner a la venta ese par de lugares.

Sé que actuamos con madurez; sé que hubiera sido irresponsable; sé que justo ese día es la junta para el viaje del heredero; sé que fue la decisión más sensata; sé que la logística no nos ayudaba; sé que la familia extendida difícilmente lo habría entendido; sé que la situación laboral era delicada; sé que hicimos lo correcto.

Sin embargo, pocas veces como ahora he saboreado la frustración. El destino se disfraza de cifras y ceros y nos desbarata un plan, nos aplaza un sueño.

Y justo hoy, que nos toca retornar a la realidad con todas sus letras, tras dos semanas de mueganez, se acerca uno de mis alumnos y, sin avisar, me pregunta: "¿Sabes que Sabina va a presentarse en México?"

Maldita ironía. Sumergirse de nuevo en agua helada, cuando creía estar lejos del agujero. Esta la voy a guardar para cobrársela a la vida con intereses.

"crisis en el ego,
todos al talego..."

Empezando por los Principios

La idea que justifica y sustenta la existencia de este blog es la necesidad de romper el silencio; muchas veces autoimpuesto en forma de desidia; otras pretextando falta de tiempo; y algunas más producto de una exigencia sin sentido. De modo que, aunque público en el espacio cibernético de los unos y los ceros, este sitio pretende ser ante todo un pretexto privado.

Así las cosas, escribiré sin pensarlo demasiado. Buscando más la disciplina del texto diario (o cuasidiario), que la forma perfecta (o cuasiperfecta). Espero que los temas cotidianos sirvan de semilla, para después elegir, podar y cultivar aquellos dignos de mejor suerte.

Supongo que encontraremos textos cortos y largos, interesantes y aburridos, triviales y trascendentales; en fin, que trataré sólo de exprimir el tintero.

Sea pues.