miércoles, 28 de abril de 2010

QWERTY

Dos semanas de trabajo intenso, más intenso que de costumbre. Proyectos. Evaluaciones. Promedios. Cansansio acumulado. ¿No acabamos de tener vacaciones? Un elefante sin pasta de dientes me observa a medio metro. Supongo que no necesita pasta de dientes porque no tiene colmillos.

Fascismo; neutralización; scrapbook; displays; ambientación; invitaciones; micas; reportes; guardias; maquetas; montajes; desmontaje; harina explosiva; antisemitismo; electrólisis; proyecto Manhattan; ensayos; ajedrez maya; seguimiento; sellos; mezclas criogénicas; espionaje; listas; maicena para detener balas; manzanas deshidratadas; vidrio de azúcar; indicadores de pH; saponificación...

Propuestas y proyectos para el nuevo bimestre. Proyectos de innovación; tarjetas flash; mapas mentales; cápsulas del tiempo; historietas; carteles; visitas a la hemeroteca. Mi hijo se va de viaje y hace falta marcar las cosas, alistar la maleta, prepararse mentalmente. Siempre sí vamos a ir a la olimpiada del conocimiento ¿? con proyectos; no vamos a concursar, pero vamos a demostrar que sabemos trabajar por proyectos. Mi padre está de visita. Mi cuñada está por dar a luz, la hospitalizan, la observan, la medican, la vuelven a observar, la dan de alta. Hay que pasear al perro antes de que amanezca, al menos media hora diaria. Mi gata está muy preñada, ya debía haber parido (creo). Mi computadora es refrigerada por u miniventilador externo, ya que el trapo mojado me parecía poco práctico. ¿Ya están las listas de libros?; ¿y las tareas de mayo y junio?; ¿quiénes van a ir a la olimpiada?; ¿qué demonios es un k'atún?; ¿y un mak chahal?; ¿¿??

Creo que necesito un respiro.

miércoles, 21 de abril de 2010

Expo SGM

19/04

16:00
Un día antes, van llegando a cuenta gotas los alumnos con su material. Se preparan para montar la manta, colgar la lona, pegar el papel de fondo. Reconocen el lugar asignado, esperan por su compañero de equipo, piden prestado lo que les falta.

17:00
Han avanzado poco. Algunos siguen esperando al compañero y maldicen su suerte. Otros van llegando y se dan cuenta que olvidaron el silicón, las grapas, las tijeras, las letras de unicel. Otros más acaban de darse cuenta que no tienen nada listo para el día siguiente, aún cuando empezamos hace 6 semanas.

18:00
Sentados en el piso retocan los letreros, arman cadenas de papel, pegan diamantina en las letras. Sobre las bancas y las mesas; corriendo de un salón a otro antes de que se enfríe el silicón; quemando edificios de foamy para que se vean bombardeados; colgando tela para simular un escenario; fijando una explosión atómica hecha de algodón naranja; pegando papel de china y letras forradas de aluminio; acomodando la maquetas del campo de exterminio; todos los alumnos que llegaron se esfuerzan por dejar presentable su stand.

19:00
Hora de irse. Por supuesto faltó tiempo; claro que algunos no vinieron; desde luego que dejaron sucio; obviamente están confiados en que mañana la exposición empieza a las 9:00. Sólo me resta confiar en que mañana no dirán que el Día D es cuando desembarcó Norma Díaz; en que no confundan a Goebbels con Oppenheimer; en que se convenzan de que la svástica no es algo "cool"; y en que por fin sepan qué diablos es la uerresese.

20/04

06:45
Faltan sólo 135 minutos para que empiece la exposición. De 17 equipos, 5 aún no tienen nada montado, otros 10 no han terminado de montar y los otros 2 descubren que durante la noche se cayó todo lo que pegaron ayer. Los salones están llenos de basura. Hay que mover 44 sillas con paleta a otro salón.

7:30
Ya deberían haber llegado todos. A dos alumnos se les olvidó la mica con las circulares informativas: no pueden entrar, sus coequiperos entran en pánico.

7:45 a 8:45
El maestro reparte órdenes: devuelve esa tierra, no puedes vaciar la pista de atletismo; arregla esa persiana que nos la van a cobrar; deja de pasearte y ayuda a tu equipo; te dije que investigaras qué era la URSS; no se cambien de ropa hasta que yo les diga; vayan a quitar las sillas que dejaron bloqueando la entrada del salón de violín; consigan una escoba y limpien el piso; no, crocs y pantalón de mezclilla no son ropa formal; apaguen el aire acondicionado, no me importa que huela a aerosol; no, tú no puedes cargar sillas, te acaban de operar del corazón; si adornas con globos le restas importancia al bombardeo de Hiroshima... ¡Recuerden que voy a evaluarlos!

9:00
Milagrosamente, todo queda listo, limpio y presentable. Los alumnos están al lado de su stand, repasando su exposición. Empiezan a llegar los otros alumnos, los que van de público, y algunos padres de familia. Noy hay rastros del caos que reinaba hace apenas 30 minutos.

10:30
Ha pasado la mitad el tiempo que deben exponer. Las explicaciones fluyen ya sin vergüenza y con la seguridad que da haberlas repetido media docena de veces. Sólo hay que recordarles que no masquen chicle mientras hablan; que no pueden sentarse aunque no haya nadie en su stand; que no deben aventarse bolitas de papel; que sólo falta hora y media para que puedan ir a mitigar su apetito de adolescentes.

12:00
Por fin han terminado el turno. Sólo resta comer y recoger.

12:30
Con sólo 45 minutos para que todo quede como antes de la guerra, el maestro vuelve a lanzar órdenes: vayan por 4 bolsas grandes para basura; alguien consiga dos escobas; quiten todo lo que dejaron pegado; dile a la directora que no pudiste arreglar esa persiana; no, no puedes ir con ropa de camuflaje a la clase de Inglés; ¿qué nadie les ha enseñado a barrer?; regresen las 44 sillas a sus salones respectivos; sí, si vino tu mamá tienes punto extra; que no quede rastro de silicón en el pizarrón...

13:15
Me duelen los pies y la espalada, pero el resultado es bueno: 34 adolescentes de 13 ó 14 años han podido hablar sobre el Proyecto Manhattan, el fascismo, el antisemitismo, el Pacto de Varsovia, la máquina Enigma, Goebbels y su propaganda, el desembarco en Normandía, el racionamiento durante la guerra, la creación de la ONU, etc. Me doy por bien servido, definitivamente vale la pena ser maestro.

sábado, 17 de abril de 2010

Pasajeros silenciosos I

Fueron llegando uno a uno (casi todos), en silencio sobre sus patas de terciopelo, a ocupar su lugar en el barco, a reclamar un nombre y una mirada.

Frodo llegó sin pasaporte, cuando una ausencia de maullidos estaba por ser intolerable. Callejero con hogar, superviviente sin pedigree, comensal poco exigente, profesa un cariño salvaje y un aprecio poco ortodoxo. Disfruta el privilegio de la libertad de aquellos que tienen poco que perder. Vagabundo siempre presente, ladronzuelo sin honor, indultado de antemano. Fue el primero de este viaje.

Leda, la novia de Zeus, llegó para imponer sus reglas. Más pelo que maullidos, menos misterio que magia, más matriarca que madre. Nos conquistó con una imagen que fuimos a perseguir; nos obsequió con un sueño que seguimos construyendo. Es dueña de todo sin tener que gritarlo. Sin dudas la más fuerte, siempre una dama.

Azur. Aunque hijo de Leda y Horus no nació de un huevo, sólo portaba su albo exterior. Majestuoso relámpago blanco, quiso conocer otras playas y abandonó el barco en un puerto exótico y desconocido. Nos heredó su recuerdo una esperanza de retorno.

Pandora, de noble estirpe, abordó en el Puerto que fue Lago; destinada a fundar una dinastía septentrional. Exótica por raza y por elección, prefiere la paz de sus aposentos reales al barullo de la corte. Sus ojos revelan los misterios que otra llevara en una caja.

Óscar, destinado al trono, aún cumple su deber de alfa sin fatiga. Quizás prefería pasar más tiempo en el sillón que patrullando su reino, pero alguien tiene que engendrar herederos, ahuyentar enemigos, someter a los siervos, matar dragones (no se ha visto uno desde que llegó) y cortejar a la reina madre. Sin embargo, hace ya un año que se le jubiló quirúrjicamente de sus obligaciones; sabemos que es más feliz ahora.

Marte, más por rojo que por belicoso, este hijo de Leda y sus caprichos, llegó a reclamar atención. Aún sin tambor de hojalata se ha negado a crecer y se asegura que el segundero no avance. De estirpe indefinible, carga con sus conflictos sin resolver en una perpetua adolescencia.

Camelia, sin ser la texana del corrido, es una aguerrida amazona de vestimenta sin igual. Cariñosa y violenta, porta lanza de Atenea y el cinturón de Afrodita. Lo mismo disfruta y exige media hora de caricias que un buen pleito. Buena y frondosa madre cuando le corresponde.

jueves, 15 de abril de 2010

Sin comillas ni cursivas

Malditos sean los cuentos de las cuentas al contado, ayer me han hecho rabiar, me han hecho despertar. Benditos sean los ricos sin dinero, pero no quiero contarme entre ellos. Maldita sea la voz de la experiencia, que casi se equivoca a media suma, las verbenas con nuestra ausencia gangrenan mi corazón

A mis treintaytantos debí ser más de armas tomar, sin chaleco antibalas. Pues, a final de cuentas, llegar a fin de mes no ha sido nunca asunto de dinero; se trata más bien de merecer un tren de pasajeros. Sobretodo teniéndote a mi lado: tsunami de un mar hecho mujer, dispuesto en cada ola a renacer.

Yo sé que caerá un rayo en mi torre de Babel, que arrasarán las plagas y la hambruna, que vendrán lunas de hiel a devastar mi piel. Y después de la feria y el cole, la histeria y el miedo; si me da por contar hombros donde llorar, siempre van a sobrarme una mano y seis dedos.

Lo malo del después son los despojos que embalsaman los pájaros del sueño. Facturas, calenturas, heridas sin sutura, caídas, conjeturas, sacudidas, cerraduras; dos dedos en la llaga y un santo en el desván. Me pasé de la raya con tal de pasar por el aro.

Habráse visto insolencia, cinismo y alevosía, los números contaminan la decencia, secuestran la fantasía; enseñan cuánto mide la oscuridad sumando pesadillas y duermevelas.

Pero hoy, que se trata más bien de envejecer con fantasmas que aprenden a crecer y abrazos que se mueren por volver; cuando los peces se amotinan contra el dueño del río y la diosa fortuna debe un año de alquiler. Hoy quiero prometerte ser libres, como dos versos tachados del dictado de la revolución. Hoy quiero prometerte que siempre buscaremos las raras excepciones.

miércoles, 14 de abril de 2010

¡Qué bonita es la naturaleza!

Hace un par de noches, mi hija de nueve años y yo veíamos juntos el capítulo correspondiente de "El encantador de perros". En pantalla, César Millán trataba de moderar el instinto cazador de un pitbull, el cual había matado ya un par de ardillas. Mientras el perro estaba siendo sometido, le acercaban alternadamente un conejito y un cuyo, para que demostrara que era capaz de controlar su instinto y no zamparse de dos mordidas al roedor; al mismo tiempo que los angustiados dueños ponían atención y tomaban nota. En lo más tenso de la demostración, mi hija me comenta sinceramente: "papi, qué bonita es la naturaleza".

Entonces pensé que, dentro de la novateada que nos ha puesto Aquiles, nuestro recién adquirido cachorro, lo mejor sería adoptar esta frase cada vez que la experiencia amenace con ser desagradable. Así, mientras compongo una sonrisa, deberé buscar un cambio de enfoque:

Cuando rescate mis Caterpillar de los colmillos de Aquiles: "¡Qué bonita es la naturaleza, tiene comezón en sus dientitos!"; mientras recojo sus olorosos desechos: "¡Qué bonita es la naturaleza, el sistema digestivo es maravilloso!"; al sacarlo a caminar antes de que amanezca: "¡Qué bonita es la naturaleza, nos brinda la oportunidad de ver salir el sol mientras paseamos!"; cuando Aquiles asalta los areneros de los gatos para conseguirse una botanita: "¡Qué bonita es la naturaleza, especies distintas interactuando bajo el mismo techo!"; mientras nos aventamos un cuerpo a cuerpo para cepillarlo: "¡Qué bonita es la naturaleza, qué bien se unen el pelo de perro y las plantas secas!"; al desembolsar una minifortuna en alimento, carnazas, juguetes, platos, correa, collar, camita, premios, vacunas: "¡Qué bonita es la naturaleza, nos ha premiado con un hermoso cachorro!".

No me malinterpreten. No me estoy quejando. Tenemos un nuevo miembro de la familia que nos ha puesto en activo en sólo seis semanas. "¡Qué bonita es la naturaleza!".

lunes, 12 de abril de 2010

Sal en la herida

Esta historia empezó hace ya muchos años, pero el capítulo más reciente comenzó en diciembe del año pasado cuando, en un arranque de felicidad, aprovechamos un viaje al DF para comprar en el mismísimo Auditorio Nacional, media docena de boletos para el concierto que daría Sabina cuatro meses después.

Nunca nos imaginamos que a sólo dos semanas del gran evento, por circunstancias que aún se me escapan, tuvimos que poner a la venta ese par de lugares.

Sé que actuamos con madurez; sé que hubiera sido irresponsable; sé que justo ese día es la junta para el viaje del heredero; sé que fue la decisión más sensata; sé que la logística no nos ayudaba; sé que la familia extendida difícilmente lo habría entendido; sé que la situación laboral era delicada; sé que hicimos lo correcto.

Sin embargo, pocas veces como ahora he saboreado la frustración. El destino se disfraza de cifras y ceros y nos desbarata un plan, nos aplaza un sueño.

Y justo hoy, que nos toca retornar a la realidad con todas sus letras, tras dos semanas de mueganez, se acerca uno de mis alumnos y, sin avisar, me pregunta: "¿Sabes que Sabina va a presentarse en México?"

Maldita ironía. Sumergirse de nuevo en agua helada, cuando creía estar lejos del agujero. Esta la voy a guardar para cobrársela a la vida con intereses.

"crisis en el ego,
todos al talego..."

Empezando por los Principios

La idea que justifica y sustenta la existencia de este blog es la necesidad de romper el silencio; muchas veces autoimpuesto en forma de desidia; otras pretextando falta de tiempo; y algunas más producto de una exigencia sin sentido. De modo que, aunque público en el espacio cibernético de los unos y los ceros, este sitio pretende ser ante todo un pretexto privado.

Así las cosas, escribiré sin pensarlo demasiado. Buscando más la disciplina del texto diario (o cuasidiario), que la forma perfecta (o cuasiperfecta). Espero que los temas cotidianos sirvan de semilla, para después elegir, podar y cultivar aquellos dignos de mejor suerte.

Supongo que encontraremos textos cortos y largos, interesantes y aburridos, triviales y trascendentales; en fin, que trataré sólo de exprimir el tintero.

Sea pues.