miércoles, 21 de abril de 2010

Expo SGM

19/04

16:00
Un día antes, van llegando a cuenta gotas los alumnos con su material. Se preparan para montar la manta, colgar la lona, pegar el papel de fondo. Reconocen el lugar asignado, esperan por su compañero de equipo, piden prestado lo que les falta.

17:00
Han avanzado poco. Algunos siguen esperando al compañero y maldicen su suerte. Otros van llegando y se dan cuenta que olvidaron el silicón, las grapas, las tijeras, las letras de unicel. Otros más acaban de darse cuenta que no tienen nada listo para el día siguiente, aún cuando empezamos hace 6 semanas.

18:00
Sentados en el piso retocan los letreros, arman cadenas de papel, pegan diamantina en las letras. Sobre las bancas y las mesas; corriendo de un salón a otro antes de que se enfríe el silicón; quemando edificios de foamy para que se vean bombardeados; colgando tela para simular un escenario; fijando una explosión atómica hecha de algodón naranja; pegando papel de china y letras forradas de aluminio; acomodando la maquetas del campo de exterminio; todos los alumnos que llegaron se esfuerzan por dejar presentable su stand.

19:00
Hora de irse. Por supuesto faltó tiempo; claro que algunos no vinieron; desde luego que dejaron sucio; obviamente están confiados en que mañana la exposición empieza a las 9:00. Sólo me resta confiar en que mañana no dirán que el Día D es cuando desembarcó Norma Díaz; en que no confundan a Goebbels con Oppenheimer; en que se convenzan de que la svástica no es algo "cool"; y en que por fin sepan qué diablos es la uerresese.

20/04

06:45
Faltan sólo 135 minutos para que empiece la exposición. De 17 equipos, 5 aún no tienen nada montado, otros 10 no han terminado de montar y los otros 2 descubren que durante la noche se cayó todo lo que pegaron ayer. Los salones están llenos de basura. Hay que mover 44 sillas con paleta a otro salón.

7:30
Ya deberían haber llegado todos. A dos alumnos se les olvidó la mica con las circulares informativas: no pueden entrar, sus coequiperos entran en pánico.

7:45 a 8:45
El maestro reparte órdenes: devuelve esa tierra, no puedes vaciar la pista de atletismo; arregla esa persiana que nos la van a cobrar; deja de pasearte y ayuda a tu equipo; te dije que investigaras qué era la URSS; no se cambien de ropa hasta que yo les diga; vayan a quitar las sillas que dejaron bloqueando la entrada del salón de violín; consigan una escoba y limpien el piso; no, crocs y pantalón de mezclilla no son ropa formal; apaguen el aire acondicionado, no me importa que huela a aerosol; no, tú no puedes cargar sillas, te acaban de operar del corazón; si adornas con globos le restas importancia al bombardeo de Hiroshima... ¡Recuerden que voy a evaluarlos!

9:00
Milagrosamente, todo queda listo, limpio y presentable. Los alumnos están al lado de su stand, repasando su exposición. Empiezan a llegar los otros alumnos, los que van de público, y algunos padres de familia. Noy hay rastros del caos que reinaba hace apenas 30 minutos.

10:30
Ha pasado la mitad el tiempo que deben exponer. Las explicaciones fluyen ya sin vergüenza y con la seguridad que da haberlas repetido media docena de veces. Sólo hay que recordarles que no masquen chicle mientras hablan; que no pueden sentarse aunque no haya nadie en su stand; que no deben aventarse bolitas de papel; que sólo falta hora y media para que puedan ir a mitigar su apetito de adolescentes.

12:00
Por fin han terminado el turno. Sólo resta comer y recoger.

12:30
Con sólo 45 minutos para que todo quede como antes de la guerra, el maestro vuelve a lanzar órdenes: vayan por 4 bolsas grandes para basura; alguien consiga dos escobas; quiten todo lo que dejaron pegado; dile a la directora que no pudiste arreglar esa persiana; no, no puedes ir con ropa de camuflaje a la clase de Inglés; ¿qué nadie les ha enseñado a barrer?; regresen las 44 sillas a sus salones respectivos; sí, si vino tu mamá tienes punto extra; que no quede rastro de silicón en el pizarrón...

13:15
Me duelen los pies y la espalada, pero el resultado es bueno: 34 adolescentes de 13 ó 14 años han podido hablar sobre el Proyecto Manhattan, el fascismo, el antisemitismo, el Pacto de Varsovia, la máquina Enigma, Goebbels y su propaganda, el desembarco en Normandía, el racionamiento durante la guerra, la creación de la ONU, etc. Me doy por bien servido, definitivamente vale la pena ser maestro.

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